lunes, 30 de diciembre de 2019

Los engranajes de la modernidad

Brain Salad Surgery. H. R, Giger (1973)


Ante nosotros se muestra un mundo donde los misterios, que radican en nuestra mente, tal vez ya no pertenecen a las cosas de la naturaleza sino a las del hombre. La humanidad crea a través de la imitación. Esta proposición paradójica entre creación (lo nuevo y original) que surge de la imitación (lo viejo y reproducible) alcanza su mayor significado en esta vida artificial. Los celulares, las computadoras, la radio entre otros aparatos, son inventos que surgieron de la imitación de la naturaleza invisible ante nuestros ojos (el funcionamiento del átomo o el comportamiento del espectro electromagnético).

Las nuevas mentes que pueblan este mundo artificial conciben como parte del mundo natural a lo que surgió de la imitación. Lo artificial se ha convertido en la nueva fuente de creación. Las nuevas mentes crearán nuevas clasificaciones y productos, teoremas, teorías, entre otras obras pero ¿qué espíritu las hace funcionar y evolucionar?, ¿a qué intereses responden, de quiénes? El sentimiento de frustración, tristeza y falsa felicidad (la que se consigue sólo a través del placer físico) rigen los motivos de los seres de nuestra época, señales de una moral útil para la acumulación de las riquezas de una minoría: la ciencia al servicio del capital.

Las nuevas mentes ignoran el funcionamiento de los engranajes de su realidad. Tal vez por tristeza, apatía, conflictos de identidad entre otras crisis vitales del adolescente que apenas empieza a interactuar con este mundo. Somos una época con comportamiento mancebo. Estamos en un punto histórico donde se definirá nuestra madurez como civilización y aún muchos ignoran cómo funciona el celular, el televisor, el retrete, la cerradura de una puerta entre otros aparatos que definen nuestros comportamientos y pensamientos.

Al ignorar el comportamiento de los fenómenos sociales y naturales nos condenamos a convertirnos en esclavos de nuestros placeres físicos. Aquellos que entienden tales fenómenos, utilizan esa esclavitud para su beneficio. Conocer es un acto liberador y desaparece al azar, la incertidumbre y el miedo del sujeto, le hace adquirir un espíritu que va en contra de aquellos que mantienen enajenada la creación, de aquellos que pretenden mantener una vida de privilegios que se sostiene sobre el hambre y la miseria.

El desarrollo cultural de un pueblo depende, entre otras cosas, de entender cómo y por qué funcionan las cosas. Conocer qué fenómenos son los que rigen nuestra existencia nos ofrece una visión causal (característica fundamental del concepto de destino). Al desconocer los fenómenos y el funcionamiento de las cosas, nos lleva por un camino azaroso que al final termina por ser más violento de lo que tendría que haber sido. El azar se convierte en incertidumbre y se genera una violencia máxima (la necesidad como motor del mundo). La animalidad (reproducirse, comer y sobrevivir) se vuelve fuente de nuestras acciones. Si no hay un destino, qué me motivaría a ser un mejor humano.

Las cosas de nuestra época (celulares, computadoras, relojes, etcétera) surgieron a través del conocimiento científico. Por ello es importante saber cuáles son los fundamentos que mueven los engranajes de las cosas. Observarlos para encontrar nuevas metáforas nos podría dotar de posibilidades para encontrar nuevos caminos del arte, la política, la religión entre otros referentes. Incluso crear nuevos lenguajes, para nuevas narraciones con las cosas que predicen las ciencias.

Crear es humano. Es parte de una necesidad más allá de lo físico. “Puedes vivir sin pan dos días pero sin poesía nunca”, nos dice Baudelaire. El látigo de un sistema que nos esclaviza, nos imposibilita para la creación; antes de crear hay que conocer: ¿qué tanto conoces los engranajes que mueven al mundo?

Raúl Fierro 
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

sábado, 21 de diciembre de 2019

Stalin: revisando uno de sus mitos

Iosif Stalin (1902)

El pasado 18 de diciembre se conmemoró el 141° natalicio de Iósif Stalin, Exsecretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Al revisar artículos históricos sobre él, diversos autores lo han comparado con Hitler en su paranoia y depravación o con Napoleón Bonaparte (ésta la hacen muchos autores ingleses) por su ambición y egolatría. Sin embargo cuando estos investigadores, en su mayoría ingleses y estadounidenses, intentan justificar su percepción, los datos varían: «Robert Conquest en su libro The Great Terror, publicado en 1968 (hay traducción castellana: El Gran Terror, Barcelona, Luis de Caralt, 1974), daba por buenas una cifra de detenidos entre 7 y 9 millones durante los años treinta, y Roy Medvedev estimaba las detenciones entre 4 y 5 millones. En el lamentable y sectario Libro negro del comunismo (1998), que fue objeto de amplísimo y favorable tratamiento en los medios de comunicación, al contrario de lo que sucedió con El libro negro del capitalismo (Tafalla, Txalaparta, 2001), absolutamente ignorado por esos mismos medios que presumen de talante democrático, el número de detenidos en campos de trabajo se estima en 7 millones para los años 1934 a 1941» [Hermida Revillas, C. "Cuestiones sobre Stalin", Revista Historia y Comunicación Social, Ed. Universidad Complutense de Madrid: 2005, núm. 10, Disponible en: https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/HICS0505110135A/19233]. ¿Cuáles son los números reales, cuál es la intención de no hacer un estudio serio y formal de uno de los protagonistas históricos de los grandes cambios políticos y económicos en el mundo moderno?

Estas cifras han crecido hasta los veinte millones. Diversos libros, con portadas que hacen burla de íconos revolucionarios, y merolicos de las redes sociales las han pregonado sin tener en cuenta los documentos soviéticos que se desclasificaron hace algunos años: «Trabajando sobre los fondos documentales del Archivo Estatal de la Federación de Rusia (GARF), del Centro Ruso de Conservación y Estudio de Documentos de la Historia Reciente (RtsJIDNI) y del Depósito Central de Documentación Reciente (TsJSD), los investigadores J. Arch Getty y Oleg V. Naumov han calculado que la población reclusa a 1 de enero de 1939, fecha en la que acabaron las grandes purgas del período 1936-1938, ascendía a 2.022.976 personas, tanto por delitos políticos como comunes, aunque una buena parte lo eran por los primeros.»[id.] Ese número de prisioneros es comparable con el número de presos que mantiene hoy en día Estados Unidos: «Los números indican que a finales de 2016 había 2,16 millones de personas en prisiones federales y locales». [“Qué país tiene la tasa de presos más alta del mundo y cuál es el de América Latina”. BBC Mundo. 9 de mayo 2018 (en línea)]. Sin embargo el contexto histórico de ahora no se compara con el que vivió el gobierno soviético bajo el mandato de Stalin el cual se encontraba bajo ataque de las hordas nazis.

A pesar de que Stalin tuvo que lidiar con una guerra civil y dos guerra guerras mundiales, los merolicos pseudobiógrafos de Stalin saltan el hecho del progreso cultural, científico y económico soviético durante esa época. En el caso del ajedrez la escuela soviética abrió nuevos campos teóricos en las aperturas y defensas. Además la física teórica y experimental tuvieron grandes exponentes bajo el régimen socialista como Pável Cherenkov (su contribución es fundamental para entender el comportamiento de la energía nuclear) y Lev Landáu (sus estudios sobre superfluidez y superconducción son esenciales para el desarrollo tecnológico de los trenes de levitación magnética). También se hace caso omiso que el frente oriental de la guerra contra el fascismo y el nazismo fue completa responsabilidad de Stalin (recomiendo oír la serie de Rusia de la historiadora colombiana Diana Uribe disponible en YouTube). ¿Cuál es la causa de que se ignore la represión brutal que hubo contra el partido bolchevique por parte del gobierno de los Romanov?

Por ello cabe analizar con más profundidad las decisiones que tomó Iósif Stalin quien levantó un país de las cenizas y fue el artífice de su supervivencia ante la amenaza del exterminio de los países capitalistas. Ian Grey, historiador inglés no afín al comunismo pero con una ética profesional que le exige buscar la Verdad más allá de sus creencias, lo compara como un gobernante en la tradición de Iván el Terrible y Pedro el Grande quienes eran grandes en su valor, su habilidad y sus objetivos. ¿Acaso no valdría la pena revisar nuestros prejuicios contra un gobierno que aportó en lo social, económico y científico a la mejora de vida de la clase explotada?

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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lunes, 9 de diciembre de 2019

La narración: una herramienta para el docente

Fuente: CCH UNAM


El pasado 30 de noviembre, la Secretaría de Trabajos y Conflictos del nivel de Secundarias Técnicas del Comité Ejecutivo de la sección XXII (STC-ST XXII) organizó la Primera Jornada de Aprendizajes y Desarrollo Profesional del nivel de Educación Secundaria Técnica. Este evento, que se realizó en la Escuela Secundaria Técnica núm. 1, contó con la presencia de la Dra. Frida Díaz Barriga (quien es una de las investigadoras en educación más importantes del país), la Dra. Yareni Annalie Dominguez Delgado (investigadora de la UNAM), miembros del Grupo de Investigación en Docencia y Diseño Educativo y TIC de la UNAM (GIDDET-UNAM), el profesor Gonzalo Toledo Cruz (titular de la STC-ST XXII), el profesor Ramsés Barroso Bravo (perteneciente a Secundarias Técnicas) y representantes de Secundarias Técnicas de la Unidad de Educación Secundaria del IEEPO.

Con el propósito de “desarrollar acciones sistemáticas encaminadas a reiniciar el proceso de profesionalización de los trabajadores de este nivel educativo, con miras a la transformación de la práctica docente en el marco del Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO)”, esta jornada consistió en la presentación del libro Dispositivos pedagógicos basados en la narrativa de la Dra. Frida Díaz Barriga el cual sirvió de base para los talleres que impartió el GIDDET-UNAM y el seminario permanente para los equipos pedagógicos de la Mesa Técnica del nivel de Secundarias Técnicas.

La propuesta del libro de Díaz Barriga se basa en que: “Los seres humanos pensamos la vida de manera narrativa, construimos una identidad porque podemos narrar historias acerca de nosotros mismos y a través de la narrativa reflexionamos y tomamos conciencia de la cultura y la sociedad en qué vivimos. Gracias a la narrativa, ordenamos al mundo de la experiencia, arribamos continuamente a nuevas compresiones y creamos nuevos significados”. El estudio de la narración como fuente de aprendizaje no es algo nuevo en el campo de las neurociencias y la psicología (carrera base de la Dra. Frida Díaz Barriga): «¿Por qué parece que nuestro cerebro se dispone a disfrutar las historias? y ¿cómo es que los efectos cognoscitivos y emocionales de una narración influyen en nuestras creencias y decisiones del mundo real? / Las respuestas a estas preguntas parecen tener su raíz en nuestra historia como animal social. Contamos historias sobre otras personas y para otras personas. Las historias nos ayudan a guardar memoria sobre lo que pasa en nuestras comunidades. La seguridad, del mundo imaginario de una historia podría ser un tipo de campo de entrenamiento, donde podamos practicar la interacción con otros y aprender las costumbres y reglas de la sociedad. Y las historias tienen un único poder para persuadir y motivar, porque se sirven de nuestras emociones y nuestra capacidad empática.» [Hsu, J. The Secrets of Storytelling: Why We Love a Good Yarn. Scientific American Mind. Agosto 2008 (en línea, traducción libre)]. Tampoco desde el aspecto pedagógico desde el cual Jerome Bruner fue el primero en establecer a la narración como herramienta para la docencia: “la narración es un modo de pensar, una estructura para organizar nuestra conciencia y un vehículo en el proceso de la educación y, en particular, de la educación científica”. Desde el aspecto filosófico, Walter Benjamin, en su texto “El narrador” ya describió su característica artesanal e importancia subjetiva: «La narración, tal como brota lentamente en el círculo del artesanado —el campesino, el marítimo y, posteriormente también el urbano—, es, de por sí, la forma similarmente artesanal de la comunicación. No se propone transmitir, como lo haría la información o el parte, el “puro” asunto en sí. Más bien lo sumerge en la vida del comunicante, para poder luego recuperarlo. Por lo tanto, la huella del narrador queda adherida a la narración, como las del alfarero a la superficie de su vasija de barro.» Desde lo que establece Benjamin cabe preguntarse: ¿cómo utilizar una narración de tal manera que supere esa característica subjetiva y logre concretarse, en el aula, como un conocimiento objetivo? Nos responde la Dra. Frida Díaz Barriga en su ponencia: “La elección de las narrativas deben estar acordes a lo que deseo trabajar en clases. Hay que problematizarla y buscar hacer evidencias. La narrativa es manejar otros mundos posibles.”

Hay que destacar que estos talleres se ofrecieron a supervisores, directores y líderes pedagógicos de las escuelas secundarias técnicas de las 34 zonas escolares de Oaxaca no a maestros en aula. Es una lástima que el conocimiento teórico y manejo de esta herramienta, que es de mucha utilidad en el marco de una educación alternativa como lo plantea el PTEO, no pudo acercarse de forma directa a los maestros en aula: ¿cómo plantearán ahora los organizadores hacer llegar algo tan valioso para el trabajo en aula?, ¿cómo pretenden dar un ejemplo de educación alternativa desde una actividad de carácter autoritario y sectario?, ¿cuál es la razón de no realizar gestiones para repartir un libro que tiene un costo de 330 pesos y no distribuirlo entre los docentes en el aula? La transformación de la educación, con base en la experiencia de los movimientos magisteriales que se ligan a la lucha social, sólo se realiza a través del trabajo en el aula, es decir, no desde arriba, sino desde abajo donde los problemas urgentes y emergentes del magisterio surgen, donde el trabajo docente se encuentra ligado a la narrativa de las comunidades: ¿qué experiencias desde el aula se están perdiendo o ignoran aquellos que pretenden desde arriba cambiar la educación?

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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domingo, 1 de diciembre de 2019

El flujo del tiempo (fragmento)

My Acid Workshop (Where I do my Etching) (1910)
Carl Larsson


A Balam le gustaba visitar a su tío, el relojero. Siempre tenía dulces y chocolates en una cajita de cristal pero lo que más le gustaba eran los relojes cucús. En una de sus visitas, vio a su tío arreglando uno y le mostró el mecanismo. Quedó sorprendido con el movimiento de los resortes, engranajes y las pesas que seguían el compás que marcaba el péndulo. Le encantó ver el gorrión de madera que salía a cantar cuando la manecilla grande pasaba por el número doce, impreso en letras góticas sobre la carátula. Eso le había sorprendido a la edad de diez años y cuando aprendió a andar solo en la ciudad, desde los once años, lo visitaba cada sábado antes de salir por las tardes-noches con José para vagar por la ciudad.

Ese sábado, encontró a su tío inspeccionado dos vasijas: una arriba de su escritorio y otra abajo. Las vasijas estaban hechas de arcilla blanca y tenían grabados en su parte exterior jeroglíficos egipcios. Las vasijas tenían forma de cono con la punta cortada. Se apoyaban sobre la superficie desde la base circular más pequeña. La vasija de abajo tenía pintadas por dentro barras verticales que indicaban números hasta el 12. A lado tenía una cubeta llena de agua: “Ven Balam, mira lo que me regaló uno de mis clientes”, Balam se acercó, “llena de agua la vasija del escritorio”, ordenó su tío. Balam tomó la cubeta y la vació en la vasija. Balam observó que el agua fluyó hacia la vasija del piso por un orificio de la base de la que estaba sobre el escritorio. “Ahora toma ese cuadro de madera y tapa la vasija de arriba”, Balam lo hizo y observó que el flujo paraba: “¡No manches!”, dijo sorprendido Balam. “Impresionante no crees”, dijo su tío sonriendo, “es una clepsidra, ésta es una réplica de las que usaban los guardias egipcios para marcar sus turnos por la noche. Es un reloj de agua.” “Pero no creo que se puedan medir segundos o minutos como los relojes de arena que me enseñaste”, retó Balam.

El relojero tomó un bote de plástico de una papelera bajo el escritorio, lo puso sobre la mesa. Sacó una chincheta de un cajón, con ella le hizo un agujero casi a media pulgada a la base de la botella de plástico. Llenó la botella de agua y la cerró. Colocó dos libros como de dos pulgadas de grosor, uno sobre otro, encima del escritorio. Después arriba puso a la botella llena de agua, cuando abrió la tapadera, salió un chorrito fino de agua del agujero que había hecho con la chincheta. Cuando cerró la tapadera, el chorrito dejó de salir. Tomó un vaso y lo puso sobre el escritorio a la distancia donde caía el chorrito de agua. Sacó su cronómetro de uno de los bolsillo de su saco, abrió la tapadera y el chorrito fue cayendo adentro del vaso sobre el que fue rayando, cada diez segundos, al nivel donde llegaba el agua: “Para medir el tiempo se necesita un acontecimiento regular como puede ser el movimiento de los astros. O bien la caída de un fluido a través de un orificio. O bien el descenso de unas pesas”, decía el tío de Balam, “¿cómo se quiere medir el tiempo antes de saber que siempre se mide en relación a otros fenómenos? El movimiento del sol y la luna mide los años y los meses. El movimiento del péndulo las horas. El flujo de la arena y el agua es el flujo de los minutos y segundos. Los relojes siguen siendo una referencia fundamental para medir el paso del tiempo y éste es la variable independiente de cualquier fenómeno”. Entonces sonó el cucú, eran las siete de la noche y Balam se tenía que ver con José a las siete y media en el parque. “Me tengo que ir, tío”, dijo Balam mientras dejaba a su tío con sus reflexiones sobre relojes de agua, arena y sol, sobre el tiempo y su imparable flujo.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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sábado, 16 de noviembre de 2019

Litio, socialdemocracia y un golpe de Estado

Mapa de recursos estratégicos de América Latina
Fuente: Observatorio Latinoamericano de Geopolítica


Sudamérica se ha convertido en un ejemplo de la lucha de clases y la resolución de sus contradicciones. La situación que vive esa región de América Latina (la crisis de los modelos socialdemócratas del siglo XXI y la implementación a sangre y fuego de las políticas neoliberales) no surgió de forma espontánea. Hace once años la crisis del 2008 nos enseñó que el sistema capitalista está en decadencia. Los economistas de las escuelas europeas y estadounidenses han tratado de repararla pero lo único que han logrado son políticas públicas que palian el hambre y la miseria pero no la resuelven de fondo. No es secreto que el 90% de la riqueza a nivel mundial se concentra en el 1% de la población. No es secreto que sólo 90 corporaciones producen el 63% de la contaminación ambiental. Tampoco que en Bolivia se encuentra el yacimiento mundial más grande de litio y que eso fue causa del golpe de Estado en ese país.

El litio es uno de los minerales que las corporaciones que se especializan en cómputo y comunicación más aprecian. Es un alcalino lo cual lo hace un excelente conductor del calor y la electricidad. Sus usos son varios: baterías de celulares y computadoras, lubricante para el trabajo en altas temperaturas (p. ej. minería), purificador de oxígeno para naves espaciales y submarinos, ingrediente en la aleación de metales para la construcción de lentes entre otras aplicaciones tecnológicas. Es obvio que es un mineral estratégico para el desarrollo económico de las potencias imperialistas. Bolivia concentra el 60% de litio que existe en el mundo [“Bolivia consolida su posición como la mayor reserva de litio del mundo”. América Economía. 22 de febrero de 2019 (en línea)]. Es claro que Bolivia es uno de los países estratégicos para la explotación y alimentación de las maquinarias imperialistas.

La lucha del pueblo bolivariano ha sido larga y ardua. A finales del siglo pasado tuvo una guerra por el agua en la cual los sectores más pobres de Bolivia (campesinos, obreros e indígenas) lucharon contra la burguesía extranjera aliada con la nacional quienes planteaban privatizar el sistema de agua potable e incluso la lluvia. En esa lucha en la cual, a base de batallas campales donde la paz no era opción hasta que sucumbiera la voracidad de la clase empresarial extranjera y nacional, surgió el liderazgo de Evo Morales. Sin embargo éste implantó de nuevo una paz con los enemigos de los campesinos pobres, obreros e indígenas siguiendo los principios de lo que los expertos en geopolítica llaman “el socialismo del siglo XXI”: «Este triste desenlace tiene antecedentes que se remontan, en apretada síntesis, a la marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) en 2011. Luego de esa acción multitudinaria, el gobierno empezó a dividir a las organizaciones que la convocaron. [/] Este es el estilo de un gobierno que denuncia “golpe” pero una y otra vez ha actuado de forma represiva contra los sectores populares organizados que enfrentaron sus políticas extractivistas.» [Zibechi, R. "Bolivia: un levantamiento popular aprovechado por la ultraderecha". Desinformémonos. 11 de noviembre de 2019 (en línea)]. Era de esperarse el derrocamiento de Evo Morales desde una lucha legítima de los sectores que se sintieron traicionados por un gobierno que debía exterminar de tajo la explotación de la clase empresarial. Sin embargo, por su característica mezquina, los sectores de la burguesía ultraconservadora se montaron sobre este descontento para recuperar su poder anterior. Pero la lucha sigue en ese país con el liderazgo de las comunidades indígenas.

Si lo anterior parece similar a las políticas del gobierno lopezobradorista, es a causa de que éste modelo socialdemócrata se ha trabajado durante veinte años (ver las políticas que han implementado los premios Nobel de economía de 2019) para parchar y remendar un sistema que bajo el peso de los hechos se está hundiendo. El arrojo y al organización del pueblo campesino, obrero e indígena son importantes para cambiar de raíz este sistema que provoca muerte y hambre. Sin embargo la duda y el miedo se siembran en el espíritu de lucha cuando surge la pregunta: ¿Cómo acabar con el monopolio de la violencia del Estado a favor de la clase empresarial? La respuesta la sabemos todos.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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lunes, 23 de septiembre de 2019

Engranajes


Engranaje helicoidal de Da Vinci
Fuente: Wikipedia

Un niño aprieta un botón, pasa su dedo sobre la pantalla y al instante un conjunto de unos y ceros, que traduce un cerebro electrónico, se proyecta en una pantalla para mostrarle a sus youtubers favoritos. Los científicos y técnicos hacen bien su trabajo, han desentrañado y rediseñado parte de los engranajes del funcionamiento de los fenómenos y los sujetos, que resulta en aparatos que satisfacen nuestras necesidades y placeres. Pero nuestro cerebro es un adicto al placer, a ese disparo de drogas que él mismo produce. Los técnicos y científicos de las empresas saben eso y utilizan su conocimiento para servir a la generación de riquezas, al servicio del capital.

Los padres de esos niños no son muy diferentes. Tienen tanta confianza a las explicaciones que ofrecen los medios o su propia percepción, que deciden ya no indagar más. ¿Estamos en una época donde la curiosidad está muriendo?: “Elijo el ejemplo primitivo de un timbre de puerta”, nos dice Hans Blumenberg en su libro Las realidades en las que vivimos, “hay, por un lado, los viejos modelos mecánicos de timbre que se accionan tirando o girando; cuando uno los hace funcionar, se tiene la sensación inmediata de producir el efecto buscado en su especificidad […] cuando estoy ante un artilugio así no sólo sé lo que tengo que hacer, sino también por qué lo tengo que hacer. [En] el timbre eléctrico […] nosotros ya no producimos el efecto sólo lo desencadenamos [el efecto] se nos oculta celosamente en lo referente a su modalidad y a su complicado proceso de funcionamiento […] La parte humana en esa función está homogeneizada y se reduce al gesto mínimo, ideal, de apretar un botón”, y esta homogeneización de la humanidad, esta necesidad del sistema capitalista para que se consuma sin cuestionarse, deteriora a las potencias de nuestras metáforas, las imágenes que ordenan y transforman nuestro mundo se hacen cada vez menos diversas. Un mundo de las posibilidades y la transformación se está convirtiendo en un mundo de la satisfacción y la conformidad. Dice Sócrates en su diálogo con Teeteto: "¿No es verdad que la adecuada disposición de los cuerpos destruye por el reposo y la inactividad y, en cambio, la protegen en un alto grado los ejercicios y movimientos?”

El desarrollo cultural de un pueblo depende, entre otras cosas, de entender cómo y por qué funcionan las cosas. Conocer cuáles fenómenos son los procesos sociales y naturales de nuestro mundo, nos ofrece una visión causal (materia prima de la generación del cambio). Al desconocer los fenómenos y el funcionamiento de las cosas, nos lleva por un camino azaroso. El azar se convierte en incertidumbre y se genera una violencia máxima. Esta violencia causa dolor que sólo el placer puede mitigar. La animalidad (reproducirse, comer y sobrevivir) se vuelve fuente de nuestras acciones. Si no hay posibilidad de cambios ¿por qué esforzarse por ser mejor humano?

Las cosas de nuestra época (celulares, computadoras, relojes, etcétera) surgieron a través del conocimiento científico. Por ello es importante saber cómo cuáles son los fundamentos que mueven los engranajes de las cosas. Observar los engranajes y sus fundamentos para encontrar nuevas metáforas nos podría dotar de posibilidades para encontrar nuevos caminos para la solución de problemas urgentes y emergentes de las comunidades. Incluso crear nuevos lenguajes con las cosas que predicen las ciencias. Si los engranajes no se mueven, se oxidan, y los engranajes de este sistema llevan tanto tiempo en reposo que es necesario cambiar la maquinaria.



Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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lunes, 9 de septiembre de 2019

Riñas científicas

Julia Tagueña (izquierda) y María Elena Álvarez-Bullya (derecha)
Fuente: cienciamx.com


En un trabajo colectivo no sólo surgen problemas de carácter teórico (establecer métodos de investigación y evaluación) o dificultades administrativas (conseguir y disponer de forma efectiva los recursos) también tenemos conflictos personales (envidias, rabietas, intereses individuales). El conocimiento científico es producto del trabajo colectivo. Por ello es pertinente preguntar: ¿Qué problemas, dificultades y conflictos podemos encontrar en la construcción de la ciencia? Si la racionalidad científica es producto de los acuerdos de una comunidad científica: ¿Qué evita que ésta no tenga intereses extracientíficos?

En la historia de los debates entre científicos podemos encontrar ejemplos donde la razón desaparece y se imponen la vanidad y la mezquindad. Uno esos hechos históricos sucede en el campo de las matemáticas: la controversia sobre la autoría del Cálculo. Dicho debate sucedió a medios del siglo XVII. Sir Isaac Newton y Gottfried Wilhelm von Leibniz, genios de la Matemática y la Física, fueron los personajes de esta contienda. Sin embargo, a pesar de su capacidad intelectual, sus discusiones parecían más riñas callejeras que debates científicos donde la argumentación y el peso de las evidencias deberían prevalecer. A base de engaños, insultos y trampas, las camarillas de ambos científicos trataron de ganar esta pelea. Incluso Newton falsificó documentos, dio por perdidos otros y al final, de la manera más artera, aprovechando su posición como presidente de la Royal Society, instituto que decidiría al ganador de esta riña, destrozó a Leibniz en un “debate” donde el comité calificador se conformó de amigos de Newton. ¿Qué tanto ha cambiado la manera de proceder de los científicos para ganar debates cuando se encuentran amenazados sus intereses?

En la política científica mexicana se han formado dos grupos. Uno que actúa desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) que encabeza María Elena Álvarez-Bullya y el otro desde el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología (FCCyT) que lidera Julia Tagueña. María Elena Álvarez-Bullya ha hecho acusaciones contra la administración pasada del CONACYT. Entre éstas se encuentra que el CONACYT de Enrique Cabrero, antecesor en el puesto que ocupa ahora Álvarez-Bullya y del cual Julia Tagueña fue directora adjunta, financió de manera directa a empresas privadas con recursos del Estado mexicano [buscar en Youtube: Cruce de palabras: “Conversamos con María Elena Álvarez-Bullya]. También señala que el FFCyT no puede ser contrapeso real ya que está financiado por el CONACYT y que éste financia a empresas de la Canacintra, el Coparmex y el Concamin [Villanueva, E. “¿Por qué el ataque sistemático de Enrique Cabrero a @Conacyt_Mx?”. Aristegui Noticias. 27 de mayo de 2019 (en línea)]. En respuesta el FCCyT acusa, con argumentos sólidos, la suspensión de becas, la reducción del presupuesto en ciencia y tecnología y la timorata acción del CONACYT a problemas tan graves que afectan el desarrollo científico y tecnológico: «la nueva política de ciencia de la 4T […] no es de izquierda y mucho menos revolucionario, pues como he dicho aquí, es conservador y retardatario […] no tiene nada qué ver con el ideario de AMLO, pues está fundado en una extraña mezcla de lysenkismo y el Laudato si’ del papa Francisco.» [Flores, J. “Por encima de la ley ¿nadie?”. La Jornada. 6 de agosto de 2019 (en línea)].

Las respuestas a la evidencia contundente del proceder de ambos bandos, no pasa de las descalificaciones e insultos. Los divulgadores de la ciencia afines a Tagueña actúan más como periodistas de chismes de farándula: esparciendo rumores y verdades a medias, descalificando otras maneras de pensar y abogando por una libertad de pensamiento que ellos no practican:  «Como si dijera que SEMARNAT, a pesar de su enorme presupuesto de 56- mil millones de pesos anuales, no ha podido resolver el deterioro ecológico en el país (el ecocidio) y por tanto hay que eliminar a la Secretaría y cambiarla por un Consejo de Ancianos con Sabiduría Ancestral» [de la cuenta de Twitter de Luis Mochán (@wlmb); 27 de agosto 2019]. Por el lado de Álvarez-Bullya parecen actuar más por venganza que por servir realmente a la comunidad mexicana. Si bien su discurso es abierto a otros estilos de conocimiento, en la práctica han dejado mucho que desear en el apoyo a la ciencia pública y la crítica que puede ofrecer ésta a los proyectos de muerte que impulsa la 4T.

A la ciencia no se le debe salvar sino atacarla, diría Feyerabend. Como una de las herramientas más poderosas que tiene la humanidad, su uso debe ser continuamente analizado y criticado por la población. No podemos quedarnos con estructuras que sólo defienden los intereses de una clase que ha perdido el poder y ahora decide recuperarlo, no a través del debate científico, sino por medio de descalificaciones y prejuicios. Como usuarios de la ciencia debemos exigir a la comunidad científica que busque y proponga soluciones a los diversos problemas que causa el sector empresarial, exigir que sirva a los intereses del pueblo y no de los explotadores.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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sábado, 31 de agosto de 2019

Entre verdades a medias y chismes de científicos

María Elena Álvarez-Bullya, directora del CONACYT
Fuente: Wikipedia


El pasado jueves 29 de agosto, en su muro de Facebook, el divulgador de la ciencia Rolando Isita Tornell publicó: “¡Qué tristeza! MI amigo médico y periodista científico desde 1984, Javier Flores, abandona La Jornada porque le han pedido ¡que le baje! (a ver cuándo me toca a mí)… ¿Así se discute la ciencia, Toledo, Alvárez Buylla?” La ambigüedad de este mensaje y la rápida descalificación que se hace de los personajes de este chisme incompleto, abre interrogantes para la reflexión: ¿Javier Flores abandonó o lo despidieron de La Jornada? Si abandonó ¿qué motiva a un periodista consecuente con sus ideas a no mantenerse firme en su postura y dejar que un amigo hiciera el comunicado en una red social? Si lo despidieron ¿cuáles son los principios éticos de esta nueva administración del CONACYT, cuáles son los intereses que cuidan a partir de suavizar la crítica?

Al revisar uno de sus últimos artículos de Javier Flores (“Por encima de la ley ¿nadie?”) en La Jornada se puede encontrar argumentos válidos contra la política actual del CONACYT que lo llevan a una conclusión interesante: «la nueva política de ciencia de la 4T […] no es de izquierda y mucho menos revolucionario, pues como he dicho aquí, es conservador y retardatario […] no tiene nada qué ver con el ideario de AMLO, pues está fundado en una extraña mezcla de lysenkismo y el Laudato si’ del papa Francisco.» Esto se puede apoyar en la falta de crítica de Víctor Manuel Toledo al proyecto del Tren Maya o la presa de Zapotillo: ¿qué sucedió con el Víctor Manuel Toledo que defendía la vida en su época anterior de ser funcionario de la 4T?

En lo que no se equivoca Víctor Manuel Toledo, ahora como secretario de la SEMARNAT, es lo dicho en su último texto (“Fracasos e irracionalidades de la ciencia en México”) para La Jornada: «Partamos de que la etapa contemporánea de la ciencia en el país lleva casi cinco décadas […] En este periodo la investigación científica y tecnológica se expandió notablemente en número de instituciones, investigadores, becarios, infraestructura y presupuesto. Sin embargo, el porcentaje de mexicanos viviendo en pobreza y pobreza extrema se incrementó, y el equilibrio ecológico y la calidad ambiental del país sufrió un dramático deterioro.» De nuevo se aplica la misma observación para los detractores de la actual administración del CONACYT: ¿Dónde estaban cuando era un secreto a voces los abusos de autoridad y los privilegios que gozaban anteriores administraciones? ¿Cuál fue el motivo de su silencio cuando se sabía que las empresas privadas se beneficiaban del presupuesto, los recursos humanos y materiales productos del conocimiento científico de este país?

En lo personal me inclino por las ideas del Víctor Manuel Toledo antes de ser funcionario de la 4T: el sector empresarial debe tener las manos fuera de la agenda científica porque sus intereses no corresponden a los del pueblo, a resolver sus problemas urgentes y emergentes. La ciencia, al servicio del pueblo y la vida, no es compatible con los objetivos del capitalismo y bajo el control de este sistema en el que vive la ciencia me quedó con el grito de guerra del filósofo de la ciencia Paul Feyerabend: a los científicos no hay que acariciarlos, hay que atacarlos sin piedad, cuestionarlos en todo momento.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

martes, 27 de agosto de 2019

Por un lado… por el otro…

Behzad Hossein. Maestros de las ciencias y las artes (1965)
Fuente: Wikiart


En la fábula “El herrero y el biólogo” de Jorge Wagensberg encontramos expuesto uno de los dilemas científicos más importantes: el que relaciona las posibilidades y los riesgos del uso de la ciencia. Creo que es demasiado trivial decir que la ciencia es una herramienta que ha potenciado la trasformación de las sociedades, ésta permea en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, como nos dice Wagensberg en su relato: «el científico no suele detenerse demasiado a evaluar los riesgos de lo que produce». Lo que lleva a preguntarme ¿cuáles son los motivos que lleva al científico a ignorar esos riesgos?

A veces consideramos que los conceptos científicos son muy elevados para la mayoría de la población. Esta consideración lleva a que «la comunidad científica genera muy poca opinión científica» ¿Qué postura del científico, frente a su trabajo y sus alcances, le hace preferir no generar un debate? Cuando se presenta este debate: ¿Cuáles son las causas que lo ocasiona?

La ciencia tiene un claro impacto en la vida social, económica y política. Si la población, que recibe los beneficios y riesgos de esta herramienta del conocimiento, no logra apropiarse de un saber científico básico «entonces difícilmente se generará el debate en la sociedad […] ¿cómo se va a generar opinión pública en ciencia si no existe, previamente, una comprensión pública de la ciencia?» ¿Cuáles son los elementos mínimos que debe tener la sociedad para debatir sobre un tema científico

En la historia de la ciencia podemos encontrar ejemplos de debates científicos que nos podrían a pensar sobre los intereses de una ciencia enmarcada en el sistema capitalista y las posibilidades de la ciencia para resolver los problemas urgentes y emergentes de las comunidades, si éstas se apropian del conocimiento científico.

Por un lado tenemos que la termodinámica permitió el desarrollo de las máquinas de vapor. Ese invento dio lugar al ferrocarril y la producción en serie. Se redujo el tiempo de los traslados y ciertos productos inaccesibles para algunos grupos sociales se volvieron de uso cotidiano. Por otro lado la construcción del ferrocarril en Estados Unidos, provocó la matanza de los pueblos de las llanuras y la extinción del bisonte salvaje; las trabajadoras de las maquiladoras nos disfrutaban de la misma calidad de vida que los dueños de las fábricas, a pesar que de que se producía más en menos tiempo, las jornadas laborales eran extenuantes.

Por un lado tenemos que El origen de las especies de Darwin dio lugar a una mejor compresión sobre la evolución y la influencia de los seres vivos con el medio ambiente. También fue un golpe duro contra la autoridad epistemológica del poder eclesiástico, uno que situó a la Iglesia fuera de un lugar que no le corresponde: hablar sobre las verdades del mundo material. Por otro lado la teoría de Darwin la utilizaron economistas y sociólogos, afines al sistema capitalista, para justificar el orden eterno de la sociedad y las conquistas civilizatorias europeas que han propiciado la extinción de especies y grupos sociales.

Así podemos ir encontrando otros ejemplos que van generando espacio para el debate en la sociedad. Un debate que debe llegar a una población que tenga la capacidad y el valor de decidir qué es lo que necesita de la ciencia y no le deje este trabajo a unos cuántos. Una población capaz de exigir a la comunidad científica investigar y proponer soluciones en un mundo donde la voraz máquina del capitalismo quema bosques y seca lagos. Concluyo con esta reflexión de la fábula de Wagensberg: «El progreso (y la prevención de temibles regresos) sólo tiene sentido si la sociedad se regala a sí misma la forma de definir, en cada momento y lugar, el alcance de tales limitaciones.»

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

sábado, 6 de julio de 2019

Un París de artistas farsantes y soledad

El desnudo azul (1907)
Henri Matisse


Trópico de Cáncer
Henry Miller
Santillana (2010)

Trópico de Cáncer es un manifiesto nihilista que Henry Miller, su autor, disfrazó de novela. Esta obra autobiográfica narra la historia de un hombre que conoce un París infecto de artistas farsantes que tratan de llenar su soledad y miseria con sexo y arte.

La corriente filosófica nihilista plantea el rechazo de los principios políticos, sociales, religiosos y morales que configuran las relaciones entre los seres humanos y su mundo. Se basa sobre el postulado de que el destino divino y la determinación histórica no tienen ningún sentido: «El mundo que me rodea está desintegrándose y deja aquí y allá motas de tiempo. El mundo es un cáncer que se devora a sí mismo…», nos dice Henry Miller a través de su alter ego-protagonista de Trópico de Cáncer.

Esa novela se desarrolla en un período después de la Primera Guerra Mundial y el inicio del alzamiento del fascismo y el nazismo. Posterior a ese conflicto, que desgarró por completo el orden aristócrata, la población europea voltea hacia discursos que ordenan, para el beneficio de la nueva clase dominante, el caos en el que se hundieron. Los valores (políticos, científicos, artísticos entre otros tipos) del feudalismo se encuentran en crisis y se empiezan a configurar los de la burguesía. Dentro de ese escenario histórico, París, que atraía a intelectuales, revolucionarios y vagabundos por igual, se llenaba de diversos placeres para olvidar los horrores de las batallas. En ese marco, Miller nos describe, en Trópico de Cáncer, sus relaciones y vivencias. Los seres humanos que habitan esa obra se sirven del arte, el esoterismo y la ciencia para satisfacer sus deseos egoístas. La búsqueda de la verdad, la justicia, la belleza entre otras categorías que configuran el desarrollo humano pasan a segundo plano en un París donde bulle la sífilis, la ebriedad y la soledad.

La novela es un grito alegre, con breves aullidos lastimeros por la resaca, ante el descubrimiento de que el ser humano es feliz cuando se libera de cualquier moral: «No tengo dinero ni recursos ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo», declara el protagonista. Ese chillido se traduce en pasajes eróticos que escandalizaron a una población estadounidense que se construyó bajo los principios del puritanismo cristiano: «En mi vida he mirado un coño tan serio. Parecía que nunca había visto uno. Y cuánto más lo miraba, menos interesante me parecía. Eso demuestra que no tiene nada de particular, sobre todo cuando está afeitado. Lo que lo vuelve misterioso es el pelo». El gobierno de Estados Unidos la prohibió en 1961 por su contenido obsceno.

Si algo debe atraer del nihilismo, es su capacidad para argumentar, de forma hábil y contundente, sus posturas sobre la miseria y las contradicciones morales del ser humano. En ese sentido, Trópico de Cáncer es un buen manual para descubrir a los artistas farsantes: «No es difícil estar solo, si eres pobre y fracasado. Un artista siempre está solo… si es un artista. No, lo que el artista necesita es sentirse solo.» El discurso del artista farsante declara “hago arte” pero sus acciones buscan el poder. Por ello su soledad, tristeza y sensibilidad son falsas, una máscara para ocultar que el único objetivo de su quehacer “artístico” es cumplir sus deseos carnales y políticos. Ellos son uno de los obstáculos de la evolución y revolución del conocimiento y el crecimiento espiritual.

El arte, según el nihilismo, debería ser «un insulto prolongado, un escupitajo a la cara del arte, una patada en el culo de Dios, al hombre, al destino, al tiempo, al amor, a la belleza, a lo que os parezca». El nihilista pone el dedo en la llaga y hacer sangrar todos los principios, todas las seguridades, nada se salva a su ojo y aun así Henry Miller está equivocado, aun así se contradice, aún así Trópico de Cáncer, a pesar de su carácter nihilista, busca que el lector encuentre a un verdadero ser humano entre sus páginas.

Raúl Fierro 
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

sábado, 22 de junio de 2019

El espíritu neoliberal en la ciencia de México

Logotipo CONACYT


La incapacidad política de María Elena Álvarez-Buylla, actual directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), ha provocado otra crisis en la vida científica de este país. El nuevo escándalo (el gasto de casi 16 millones de pesos en un servicio gourmet para los empleados del CONACYT) provocó la reacción inmediata de un grupo de académicos de las principales universidades públicas del país. En lo personal me parece curioso que esa comunidad científica no se haya manifestado con esa rapidez cuando se destapó la información de que Enrique Cabrero, ex director del CONACYT, tenía un chef privado o de las diversas irregularidades de organismos descentralizados: «Una asociación civil denominada Foro Consultivo Científico y Tecnológico [FFCYT] se ha presentado como “contrapeso” al @Conacyt_Mx. En sus fuentes de financiamiento figuran algunos organismos cúpula del sector privado como Canacintra, Coparmex, Concamin, entre otros. Pero resulta que esos grupos no han aportado recursos al Foro que vive íntegramente de recursos del erario provenientes de @Conacyt_Mx los que permanecen en una gran opacidad y se trata en el sexenio anterior de la cifra de ¡235 millones, 300 mil pesos! Sin que se conozca desglosadamente a dónde fue ese dinero» [Villanueva, E. “¿Por qué el ataque sistemático de Enrique Cabrero a @Conacyt_Mx?”. Aristegui Noticias. 27 de mayo 2019 (en línea)]. Esta ciencia, la de la visión de Enrique Cabrero, la del servicio a las empresas, es la que se erige como oposición frente a un CONACYT timorato e incapaz de responder a cabalidad estos ataques.

Estoy de acuerdo a las críticas a las políticas de austeridad y declaraciones de Álvarez-Buylla por parte de Javier Flores en su artículo de La Jornada “El origen de las distorsiones”. Sin embargo su desprecio a la ciencia al servicio del pueblo lo hace escribir despectivamente contra las críticas al FFCYT: «por cierto, la presencia de organizaciones empresariales ha sido utilizado para alimentar a los sectores más atrasados científica y políticamente con la idea de que el Foro tiene una orientación privada, lo cual es falso pues, por ejemplo, todos los coordinadores han sido destacados investigadores e investigadoras de instituciones públicas”, ¿acaso el esquema de pensamiento de un científico, aunque trabaje en universidad pública, no puede configurar argumentos para la privatización del desarrollo científico y tecnológico?, ¿acaso las políticas públicas en ciencia no se encaminan hacia el beneficio empresarial?, ¿a quién favorecerá un sincrotrón con un presupuesto de 15 mil millones de pesos que administrará el grupo de Enrique Cabero?

Esta pelea, que parece una de pandillas usando trucos sucios y mal intencionados, basándose en una verdades a medias, omisiones y mentiras, no toca los problemas urgentes en ciencia de nuestro país, de la ciencia al servicio de la comunidad. Desde la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) se alza una voz que tiene bien claro el rumbo de las políticas científicas que deben regir el espíritu de una verdadera transformación, de un comienzo para el fin del neoliberalismo en la ciencia: «No somos todos los seres humanos los culpables de la crisis actual, como nos lo indica un ambientalismo superficial y una ciencia que se niega a abordar las relaciones de poder en las sociedades contemporáneas, sino una minoría de minorías. Y esa minoría tiene nombre: se llama neoliberalismo. No se trata ya de la especie humana, sino de una fracción de esa, que bien podemos denominar Homo demens: el mono demente» [Toledo, Víctor M. “Los tres faros de la conciencia ecológica”. La Jornada. 4 de junio de 2019 (en línea)]. Nos indica Víctor Manuel Toledo, actual titular de la SEMARNAT, que son tres los faros que deben regir la política científica de vida contra la política científica de muerte de los monos dementes: el cambio climático, la relación del crecimiento poblacional y los recursos naturales, y la alimentación y la agricultura.

Si las intenciones de Álvarez-Buylla son facilitar las políticas de la vida, su agenda no sólo debe basarse disminuir los viajes a la extranjero o denunciar problemas superficiales como nombramientos del FFCYT que se quiere convertir en un CONACYT alterno, sino crear una agenda científica que ponga especial atención a los problemas urgentes que Víctor Manuel Toledo pone en la mesa: el crecimiento poblacional, los recursos limitados, el cambio climático y la alimentación basada en una agricultura sustentable. Esa agenda debe arriesgar a disminuir el apoyo a investigación de frontera (partículas elementales, astronomía, física teórica) y enfocarse en las necesidades de la población pobre de este país: ¿es correcto que tengamos científicos trabajando en la generación de aparatos que detecten materia oscura en vez de científicos que resuelvan los problemas de una comunidad que muere de hambre?

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

sábado, 8 de junio de 2019

Mala influencia

La hoguera
Fuente: Trino Fiesa (Facebook)


“Karen, la psicóloga de la escuela, me dio un beso, me dijo que no se lo contara a nadie. Creo que cayó en una crisis nerviosa. La directora le exigía que yo me comportara. No aguantó la presión. Yo era lo peor de esa secundaria”, me contaba Pipa Nevada quien es un producto de la educación que cualquier padre quisiera para sus hijos: la de las escuelas privadas.

Pipa Nevada, como me pidió que lo llamara, es un tipo buena onda. Los fines de semana, asiste a las fiestas más glamorosas de Oaxaca. No le falta un cigarrillo de marihuana para pasar bien la noche y, cuando puede, me da un aventón a mi casa en su Jetta del año. “Su única misión es cobrar”, me cuenta Pipa Nevada sobre el objetivo de algunas escuelas privadas que el padre de familia aprecia por no suspender clases y que, por esas horas “ventaja” sobre las escuelas públicas, no le importa que le paguen una miseria a los maestros. También me contó varias de las anécdotas que vivió a su paso por todas las escuelas privadas de Oaxaca: “La escuelas privadas sólo te sacan el dinero. Había una en la que su uniforme consistía desde las playeras hasta los calcetines. No podías comprarlos en otro lado más que en la escuela. Algunos compañeros y yo robamos las cajas donde estaban esos uniformes, los vendíamos más barato a los compañeros que perdían su suéter o los zapatos oficiales de la escuela. Hacíamos negocio. La escuela estimulaba los valores negativos de una mentalidad competitiva”.

Una característica de la adolescencia es la búsqueda de identidad. La juventud requiere encontrar su lugar en el mundo para sentirse seguros. La competencia, producto de los valores que enseñan las escuelas privadas, te lleva a identificar de forma degenerada al otro para saber quién eres. Pipa Nevada me cuenta: “Las sociedades de padres de familia no les importa el significado de la educación. Toman decisiones que no son éticas incluso dentro de la religión católica. Anteponen la compasión a su ideal de bienestar social. Hacen una selección racial y económica que acentúa el problema de discriminación en Oaxaca. Alienizan al indígena. No tienen claro ni su identidad como escuela”.

La escuela debería ser un lugar de progreso y de innovación para la comunidad donde se situé. La escuela debe ser un lugar donde el infante y el adolescente busquen un método que le ofrezca esa identidad que les diga quiénes son en este mundo. En cambio, las escuelas se convirtieron en un parámetro de estatus económico y social. Los padres no envían a sus hijos a una escuela privada para educarlos sino para que ellos mismos tengan un estatus dentro de la sociedad y ese pensamiento se transmite al joven estudiante: “Las escuelas privadas son ante todo un pedo aspiracional en la idiosincrasia del oaxaqueño que siempre sueña con ir a Puebla a disfrutar del Ángelopolis y comprar su ropa en Santa Fe con el aguinaldo de papá...”, me dice Pipa Nevada.

Observamos un estancamiento en las creaciones. No parece haber progreso o algo innovador que nos saque de este letargo en que los medios de comunicación y nuestros productos culturales nos mantienen. Pipa Nevada empieza a decirme: “La sociedad alta se caracteriza por huir a la primera oportunidad, dar la espalda a la tierra que alimentó a sus hijos y la encumbró en el poder. La muestra de este nihilismo es la cantidad de juniors que ocupan el poder en esta capital: hijos educativos de estas escuelas privadas. Su único objetivo en la vida es vivir como vivían los personajes de la serie norteamericana Friends. Eso sí, trabajan mucho en Facebook, promoviéndose a sí mismos o a sus amigo políticos superiores con un estilo muy de provincia: ingenuo y con una onda de los noventas. Aún en sus reuniones juegan International Super Soccer Deluxe”.

La educación no por ser privada es mejor y la pública no por perder horas-clase es peor. La solución a este problema, que contamina la visión de aquellos que deberían, gracias a su libertad, adquirir más conocimiento, pero en cambio se pelean por aparecer en las revistas de chisme y sociedad; como también el saber qué querer y cómo obtenerlo de la clase oprimida, se encuentra en buscar y plantear nuevas propuestas educativas desde el nivel básico. La solución no es más dinero sino un proyecto educativo alternativo que cambie este sistema de pensamiento que ha sumido en un oscurantismo a los niños y adolescentes. ¿Si no sabemos quiénes somos, cómo exigir a la siguiente generación encontrar su camino?

Raúl Fierro 
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

martes, 4 de junio de 2019

La tinta del tiempo (fragmento)

Hombre triste en un tren (1911)
Marcel Duchamp
Fuente: Wikiart


“Toma un asiento”, me dijo el Demiurgo al invitarme a entrar a la casa del Pintor. Antes de sentarme sobre un sillón en el que me hundí, creo que le faltaban algunos resortes. Saludé al Pintor, un hombre canoso de ojos azules y arrugas en la sien, quien preparaba la hierba para la noche; “es un hombre sabio”, me dijo el Demiurgo. Al sondear la habitación con mi mirada, noté a otro invitado quien era una persona delgada con un bigote alargado que terminaba en punta en ambos lados de su boca, siempre mantenía una sonrisa que intensificaba su gesto de burlón con sus ojos rasgados. Me recordaba a Ho Chi Minh.

El Ho Chi Minh chasqueó los dedos y le apareció un cigarrillo de hierba de Pintor en sus manos. Ya que yo era un Iniciado, el Demiurgo y el Pintor hablaban en una lengua extraña para mí sin embargo logré captar algunas palabras cuando empezaba a disertar sobre el espacio-tiempo, el color y la luz:

“Cuántos espacios-tiempos debe haber que no podemos ver”, reflexiona el Pintor.
“El Iniciado dice que el mundo es un sueño”, dice el Demiurgo.

El Pintor me observa, siento que me exige una explicación:

“El mundo está hecho de cuerdas. Las cuerdas vibran en once dimensiones, cuerdas que se transforman bajo la lógica de la Geometría del espacio-tiempo y dejan dudas sobre la realidad de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza”, digo mirando al suelo mientras dibujo sobre el aire curvas y planos.

“Entonces la ciencia ha llegado a ese punto.”, el Pintor fumó y exhaló el humo por la nariz, “hay algunos que niegan la realidad como un telar”, dijo.

“Einstein soñaba en un universo geométrico”, le digo al Pintor, “su sueño era que la Física concibiera a todas las fuerzas como una deformación del espacio-tiempo. ¿Podría ser que aquello que decimos que es real sea producto de nuestra imaginación?, ¿cómo es posible que una ilusión tenga tanto poder de transformación en la realidad?”, reflexioné.

“Todo está hecho de una contradicción”, responde el Pintor, “La realidad no es lo que vemos es lo que imaginamos”.

Las conclusiones a las que llegaba con esta conversación me angustiaban. Para eliminar mi ansiedad, me quedé callado y me dediqué a ver la habitación del Pintor. En una esquina, a dos metros del suelo se encontraba una televisión. Se podían ver las noticias del día: franceses atacando a sirios, el partido de izquierda mexicano tomó la tribuna de la Cámara de Senadores, la chica del clima indicaba un nuevo frente frío. De las paredes colgaban cuadros de mujeres desnudas con rostros en éxtasis, en el centro del cuarto había una canastita sobre una mesa de caoba roja donde el Pintor y el Demiurgo depositaban la hierba que pulverizaban. De todos los objetos orientales y exóticos del hábitat del Pintor, el que llamó más mi atención fue el piano. Encima se encontraba una colección de pinceles de camello gruesos y delgados, biografías de pintores, fotografías de una mujer con un niño que jugaban con la luz, a su lado había grabados de dioses hindúes y pergaminos con caligrafía china. La personalidad del Pintor se reflejaba en ese piano: todo el occidente cargaba al oriente, un objeto que se fragmentaba en otros.

“En un cuento de Las mil y una noches se dice que nosotros somos los hilos con que Alá teje el Universo. Sin nosotros no hay tiempo, sin nosotros el mundo perece”, el Pintor me muestra un cuadro en el fondo de su habitación, dos mujeres desnudas entrelazándose desde sus entrepiernas, doblándose en forma de doble hélice y sus bocas se unían al final. El Pintor se queda absorto mirando el cuadro.

Intenté hablar con el Ho Chi Minh. Me dijo algo y después me extendió su cigarrillo de hierba, fumé. El Demiurgo esa noche se mantuvo callado.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87