lunes, 9 de septiembre de 2019

Riñas científicas

Julia Tagueña (izquierda) y María Elena Álvarez-Bullya (derecha)
Fuente: cienciamx.com


En un trabajo colectivo no sólo surgen problemas de carácter teórico (establecer métodos de investigación y evaluación) o dificultades administrativas (conseguir y disponer de forma efectiva los recursos) también tenemos conflictos personales (envidias, rabietas, intereses individuales). El conocimiento científico es producto del trabajo colectivo. Por ello es pertinente preguntar: ¿Qué problemas, dificultades y conflictos podemos encontrar en la construcción de la ciencia? Si la racionalidad científica es producto de los acuerdos de una comunidad científica: ¿Qué evita que ésta no tenga intereses extracientíficos?

En la historia de los debates entre científicos podemos encontrar ejemplos donde la razón desaparece y se imponen la vanidad y la mezquindad. Uno esos hechos históricos sucede en el campo de las matemáticas: la controversia sobre la autoría del Cálculo. Dicho debate sucedió a medios del siglo XVII. Sir Isaac Newton y Gottfried Wilhelm von Leibniz, genios de la Matemática y la Física, fueron los personajes de esta contienda. Sin embargo, a pesar de su capacidad intelectual, sus discusiones parecían más riñas callejeras que debates científicos donde la argumentación y el peso de las evidencias deberían prevalecer. A base de engaños, insultos y trampas, las camarillas de ambos científicos trataron de ganar esta pelea. Incluso Newton falsificó documentos, dio por perdidos otros y al final, de la manera más artera, aprovechando su posición como presidente de la Royal Society, instituto que decidiría al ganador de esta riña, destrozó a Leibniz en un “debate” donde el comité calificador se conformó de amigos de Newton. ¿Qué tanto ha cambiado la manera de proceder de los científicos para ganar debates cuando se encuentran amenazados sus intereses?

En la política científica mexicana se han formado dos grupos. Uno que actúa desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) que encabeza María Elena Álvarez-Bullya y el otro desde el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología (FCCyT) que lidera Julia Tagueña. María Elena Álvarez-Bullya ha hecho acusaciones contra la administración pasada del CONACYT. Entre éstas se encuentra que el CONACYT de Enrique Cabrero, antecesor en el puesto que ocupa ahora Álvarez-Bullya y del cual Julia Tagueña fue directora adjunta, financió de manera directa a empresas privadas con recursos del Estado mexicano [buscar en Youtube: Cruce de palabras: “Conversamos con María Elena Álvarez-Bullya]. También señala que el FFCyT no puede ser contrapeso real ya que está financiado por el CONACYT y que éste financia a empresas de la Canacintra, el Coparmex y el Concamin [Villanueva, E. “¿Por qué el ataque sistemático de Enrique Cabrero a @Conacyt_Mx?”. Aristegui Noticias. 27 de mayo de 2019 (en línea)]. En respuesta el FCCyT acusa, con argumentos sólidos, la suspensión de becas, la reducción del presupuesto en ciencia y tecnología y la timorata acción del CONACYT a problemas tan graves que afectan el desarrollo científico y tecnológico: «la nueva política de ciencia de la 4T […] no es de izquierda y mucho menos revolucionario, pues como he dicho aquí, es conservador y retardatario […] no tiene nada qué ver con el ideario de AMLO, pues está fundado en una extraña mezcla de lysenkismo y el Laudato si’ del papa Francisco.» [Flores, J. “Por encima de la ley ¿nadie?”. La Jornada. 6 de agosto de 2019 (en línea)].

Las respuestas a la evidencia contundente del proceder de ambos bandos, no pasa de las descalificaciones e insultos. Los divulgadores de la ciencia afines a Tagueña actúan más como periodistas de chismes de farándula: esparciendo rumores y verdades a medias, descalificando otras maneras de pensar y abogando por una libertad de pensamiento que ellos no practican:  «Como si dijera que SEMARNAT, a pesar de su enorme presupuesto de 56- mil millones de pesos anuales, no ha podido resolver el deterioro ecológico en el país (el ecocidio) y por tanto hay que eliminar a la Secretaría y cambiarla por un Consejo de Ancianos con Sabiduría Ancestral» [de la cuenta de Twitter de Luis Mochán (@wlmb); 27 de agosto 2019]. Por el lado de Álvarez-Bullya parecen actuar más por venganza que por servir realmente a la comunidad mexicana. Si bien su discurso es abierto a otros estilos de conocimiento, en la práctica han dejado mucho que desear en el apoyo a la ciencia pública y la crítica que puede ofrecer ésta a los proyectos de muerte que impulsa la 4T.

A la ciencia no se le debe salvar sino atacarla, diría Feyerabend. Como una de las herramientas más poderosas que tiene la humanidad, su uso debe ser continuamente analizado y criticado por la población. No podemos quedarnos con estructuras que sólo defienden los intereses de una clase que ha perdido el poder y ahora decide recuperarlo, no a través del debate científico, sino por medio de descalificaciones y prejuicios. Como usuarios de la ciencia debemos exigir a la comunidad científica que busque y proponga soluciones a los diversos problemas que causa el sector empresarial, exigir que sirva a los intereses del pueblo y no de los explotadores.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

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