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Behzad Hossein. Maestros de las ciencias y las artes (1965) Fuente: Wikiart |
En la fábula “El herrero y el biólogo” de Jorge Wagensberg
encontramos expuesto uno de los dilemas científicos más importantes: el que
relaciona las posibilidades y los riesgos del uso de la ciencia. Creo que es
demasiado trivial decir que la ciencia es una herramienta que ha potenciado la trasformación
de las sociedades, ésta permea en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, como nos
dice Wagensberg en su relato: «el científico no suele detenerse demasiado a
evaluar los riesgos de lo que produce». Lo que lleva a preguntarme ¿cuáles son
los motivos que lleva al científico a ignorar esos riesgos?
A veces consideramos que los
conceptos científicos son muy elevados para la mayoría de la población. Esta
consideración lleva a que «la comunidad científica genera muy poca opinión
científica» ¿Qué postura del científico, frente a su trabajo y sus alcances, le
hace preferir no generar un debate? Cuando se presenta este debate: ¿Cuáles son
las causas que lo ocasiona?
La ciencia tiene un claro impacto
en la vida social, económica y política. Si la población, que recibe los
beneficios y riesgos de esta herramienta del conocimiento, no logra apropiarse
de un saber científico básico «entonces difícilmente se generará el debate en
la sociedad […] ¿cómo se va a generar opinión pública en ciencia si no existe,
previamente, una comprensión pública de la ciencia?» ¿Cuáles son los elementos
mínimos que debe tener la sociedad para debatir sobre un tema científico
En la historia de la ciencia
podemos encontrar ejemplos de debates científicos que nos podrían a pensar
sobre los intereses de una ciencia enmarcada en el sistema capitalista y las
posibilidades de la ciencia para resolver los problemas urgentes y emergentes
de las comunidades, si éstas se apropian del conocimiento científico.
Por un lado tenemos que la
termodinámica permitió el desarrollo de las máquinas de vapor. Ese invento dio
lugar al ferrocarril y la producción en serie. Se redujo el tiempo de los
traslados y ciertos productos inaccesibles para algunos grupos sociales se
volvieron de uso cotidiano. Por otro lado la construcción del ferrocarril en
Estados Unidos, provocó la matanza de los pueblos de las llanuras y la
extinción del bisonte salvaje; las trabajadoras de las maquiladoras nos
disfrutaban de la misma calidad de vida que los dueños de las fábricas, a pesar
que de que se producía más en menos tiempo, las jornadas laborales eran
extenuantes.
Por un lado tenemos que El origen de las especies de Darwin dio
lugar a una mejor compresión sobre la evolución y la influencia de los seres
vivos con el medio ambiente. También fue un golpe duro contra la autoridad
epistemológica del poder eclesiástico, uno que situó a la Iglesia fuera de un
lugar que no le corresponde: hablar sobre las verdades del mundo material. Por
otro lado la teoría de Darwin la utilizaron economistas y sociólogos, afines al
sistema capitalista, para justificar el orden eterno de la sociedad y las
conquistas civilizatorias europeas que han propiciado la extinción de especies
y grupos sociales.
Así podemos ir encontrando otros
ejemplos que van generando espacio para el debate en la sociedad. Un debate que
debe llegar a una población que tenga la capacidad y el valor de decidir qué es
lo que necesita de la ciencia y no le deje este trabajo a unos cuántos. Una
población capaz de exigir a la comunidad científica investigar y proponer
soluciones en un mundo donde la voraz máquina del capitalismo quema bosques y
seca lagos. Concluyo con esta reflexión de la fábula de Wagensberg: «El
progreso (y la prevención de temibles regresos) sólo tiene sentido si la
sociedad se regala a sí misma la forma de definir, en cada momento y lugar, el
alcance de tales limitaciones.»
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87
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