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Iosif Stalin (1902) |
El pasado 18 de diciembre se conmemoró el 141° natalicio de Iósif
Stalin, Exsecretario General del Comité Central del Partido Comunista de la
Unión Soviética. Al revisar artículos históricos sobre él, diversos
autores lo han comparado con Hitler en su paranoia y depravación o con Napoleón
Bonaparte (ésta la hacen muchos autores ingleses) por su ambición y egolatría.
Sin embargo cuando estos investigadores, en su mayoría ingleses y estadounidenses,
intentan justificar su percepción, los datos varían: «Robert Conquest en su libro The
Great Terror, publicado en 1968 (hay traducción castellana: El Gran Terror, Barcelona, Luis de
Caralt, 1974), daba por buenas una cifra de detenidos entre 7 y 9 millones
durante los años treinta, y Roy Medvedev estimaba las detenciones entre 4 y 5
millones. En el lamentable y sectario Libro
negro del comunismo (1998), que fue objeto de amplísimo y favorable
tratamiento en los medios de comunicación, al contrario de lo que sucedió con El libro negro del capitalismo (Tafalla,
Txalaparta, 2001), absolutamente ignorado por esos mismos medios que presumen
de talante democrático, el número de detenidos en campos de trabajo se estima
en 7 millones para los años 1934 a 1941» [Hermida Revillas, C. "Cuestiones
sobre Stalin", Revista Historia y
Comunicación Social, Ed. Universidad Complutense de Madrid: 2005, núm. 10,
Disponible en: https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/HICS0505110135A/19233].
¿Cuáles son los números reales, cuál es la intención de no hacer un estudio
serio y formal de uno de los protagonistas históricos de los grandes cambios
políticos y económicos en el mundo moderno?
Estas cifras han crecido hasta
los veinte millones. Diversos libros, con portadas que hacen
burla de íconos revolucionarios, y merolicos de las redes sociales las han pregonado sin tener en
cuenta los documentos soviéticos que se desclasificaron hace algunos años: «Trabajando
sobre los fondos documentales del Archivo Estatal de la Federación de Rusia
(GARF), del Centro Ruso de Conservación y Estudio de Documentos de la Historia
Reciente (RtsJIDNI) y del Depósito Central de Documentación Reciente (TsJSD),
los investigadores J. Arch Getty y Oleg V. Naumov han calculado que la
población reclusa a 1 de enero de 1939, fecha en la que acabaron las grandes
purgas del período 1936-1938, ascendía a 2.022.976 personas, tanto por delitos
políticos como comunes, aunque una buena parte lo eran por los primeros.»[id.] Ese número de prisioneros es
comparable con el número de presos que mantiene hoy en día Estados Unidos: «Los
números indican que a finales de 2016 había 2,16 millones de personas en
prisiones federales y locales». [“Qué país tiene la tasa de presos más alta del
mundo y cuál es el de América Latina”. BBC
Mundo. 9 de mayo 2018 (en línea)]. Sin embargo el contexto histórico de
ahora no se compara con el que vivió el gobierno soviético bajo el mandato de
Stalin el cual se encontraba bajo ataque de las hordas nazis.
A pesar de que Stalin tuvo que lidiar con una guerra civil y dos guerra guerras mundiales, los merolicos pseudobiógrafos de Stalin saltan el hecho del progreso cultural, científico y económico soviético durante esa época. En el caso del ajedrez
la escuela soviética abrió nuevos campos teóricos en las aperturas y defensas.
Además la física teórica y experimental tuvieron grandes exponentes bajo el
régimen socialista como Pável Cherenkov (su contribución es fundamental para
entender el comportamiento de la energía nuclear) y Lev Landáu (sus estudios
sobre superfluidez y superconducción son esenciales para el desarrollo tecnológico
de los trenes de levitación magnética). También se hace caso omiso que el
frente oriental de la guerra contra el fascismo y el nazismo fue completa
responsabilidad de Stalin (recomiendo oír la serie de Rusia de la historiadora
colombiana Diana Uribe disponible en YouTube). ¿Cuál es la causa de que se
ignore la represión brutal que hubo contra el partido bolchevique por parte del
gobierno de los Romanov?
Por ello cabe analizar con más
profundidad las decisiones que tomó Iósif Stalin quien levantó un país de las
cenizas y fue el artífice de su supervivencia ante la amenaza del exterminio de
los países capitalistas. Ian Grey, historiador inglés no afín al comunismo pero
con una ética profesional que le exige buscar la Verdad más allá de sus
creencias, lo compara como un gobernante en la tradición de Iván el Terrible y
Pedro el Grande quienes eran grandes en su valor, su habilidad y sus objetivos. ¿Acaso no valdría la pena revisar nuestros prejuicios contra un gobierno que aportó en lo social, económico y científico a la mejora de vida de la clase explotada?
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87
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