Cráneo cubierto por turquesa. Monte Albán V. Fuente: Wikipedia |
Raúl Fierro*
El día 27 de septiembre se les invitó a miembros de la Casa
de las Ciencias de Oaxaca (CaCiO) a participar en un taller de arqueología que
Itzel Velasco, investigadora del Instituto Nacional de Arqueología e Historia
(INAH), coordina en la sala de lectores del exconvento de Santo Domingo. “Se
llama sala de lectores porque los dominicos venían a leer en este lugar. Los
novicios venían a dejarles los libros a este lugar a los frailes pero no sabemos
aún dónde se localizaba la biblioteca del exconvento”, nos comentaba la
arqueóloga Velasco mientras caminábamos sobre uno de los patios empedrados hacia
los arcos de la entrada de la sala de lectores.
En el pasillo se encontraban tres
cajas de medio metro de profundidad (tal vez unos centímetros más profundas) y
de un metro veinte de lado. Estaban llenas de arena. Al frente de las cajas se
encontraba una mesa con ocho sillas en forma de arco frente a ella. Sobre la
mesa algunas palas de plástico, brochas y libros de arqueología. Los miembros
de la CaCiO se sentaron en las sillas y la arqueóloga empezó el taller. Nos
decía que el museo no tiene área lúdica y que ella creó este taller para mostrar
a los niños y uno que otro adulto, a sensibilizarse sobre el trabajo de la arqueología
y su importancia. También dijo que otro público-meta son los maestros de
tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria para que estos lo reproduzcan en
sus escuelas y puedan complementar sus clases de historia. Mientras nos decía esto,
la arqueóloga Velasco tomó una tabla con diversos dibujos. Cada uno representaba
una civilización indígena: azteca, chichimeca, huasteca, zapoteca, mixteca
entre otras. Nos pedía identificar cada uno mientras explicaba algunas
curiosidades: “Poco sabemos de los mixtecos de la costa o los vestigios
arqueológicos en la Sierra Norte de Oaxaca”. También nos explicaba de los
barrios zapotecas en Teotihuacán, las migraciones mixtecas y zapotecas al valle
de México, asentamientos que no son abiertos al público pero fueron centros muy
importantes para los indígenas entre otros datos. Esta movilidad mesoamericana,
que se nos mostró muy activa, dio lugar a diferentes expresiones culturales y
organizaciones sociales. La migración como catalizador del conocimiento y el
desarrollo de las civilizaciones.
Después de esa breve explicación,
nos preguntó ¿qué hace un arqueólogo? Nos contestó a partir de lo que hace el
INAH. Esta institución se encarga de la investigación, conservación y difusión del
patrimonio arqueológico, antropológico, histórico y paleontológico de la nación
con el fin de fortalecer la identidad y memoria de la sociedad que lo detenta.
También nos explicó que debido a su carácter de preservar la historia de una
nación, el trabajo del arqueólogo es un trabajo institucional. Un arqueólogo es
un investigador que conserva e interpreta lo que identifica y da una guía sobre la identidad de una nación.
¿Cuáles son los pasos de un
arqueólogo para lograr un permiso para excavar y después interpretar los significados
y simbolismo de restos arqueológicos? Primero, antes de excavar en algún
asentamiento, se realiza una investigación documental (libros, documentos
antiguos u otras investigaciones) para poder dar sustento a que en el lugar,
donde se sospeche hay un asentamiento, pueda un arqueólogo explorarlo. Después
de eso el arqueólogo debe explorar a pie el lugar, tomando fotografías,
ofreciendo pruebas, a un consejo del INAH, de la existencia de objetos de importancia
histórica. Después que se aporten las pruebas y el consejo las acepte, el
arqueólogo podrá realizar excavaciones. Durante la excavación se hará un
registro de lo que se encuentre (con su informe respectivo al INAH), se
realizará un análisis de lo que se halle para saber su antigüedad, se hará
una interpretación bajo el contexto del lugar y los datos que se recabaron del
análisis para finalmente publicar los resultados. El trabajo del arqueólogo es
arduo y se comprende, a partir de este taller, el porqué de muchos sitios
arqueológicos no se abren al público o no se han explorado: “Hay muy pocos arqueólogos en México”, comenta Itzel Velasco.
Después de estas explicaciones,
nos fuimos sobre las cajas y empezamos a jugar al arqueólogo. Excavamos y
encontramos cráneos, figurillas de dioses antiguos y estatuillas de jaguar.
Analizamos e interpretamos bajo la guía de Itzel Velasco. Aprendimos una manera de transmitir, a los niños y jóvenes, la importancia del arduo trabajo de
interpretar y conservar la historia.
*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla,
Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87
Correo electrónico:
trinofiesa@gmail.com
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