martes, 11 de octubre de 2016

La Luna y un par de sus locos

Dibujo de la Luna en Mensajero sideral de Galileo Galilei.
Fuente: Wikipedia


Raúl Fierro*

La Luna ha fascinado a poetas durante siglos. ¿Cuántos poemas se crearán en este mes cuando se dice que la Luna es más bella? Al tener el mismo tiempo de rotación (giro sobre su propio eje) y traslación (giro alrededor de la Tierra), la Luna nos muestra una sola cara. Ocultándonos uno de sus rostros circula alrededor de la Tierra. Durante siglos ocultó muchos secretos y, a pesar del paso de los milenios, sigue fascinando a la humanidad. ¿Cuántos locos habremos declarándole amor al misterio?

Entre esos locos me viene a la mente el poeta chino Li Po, maestro del poema breve, que declara a la Luna su amiga de la bebida: “Levanto mi copa, invito a la luna y a mi sombra, y ahora somos tres”, nos dice este lunático. Li Po, en un delirio alcohólico, muere tratando de abrazar el reflejo de la Luna sobre un río. Tal vez ahora esté con el conejo de la Luna y ahora sean cuatro bebiendo.

Ahora pasamos de la magia China a la europea. En un siglo donde aún existían brujas en las mentes de emperadores y sacerdotes, existió un astrónomo que se llamaba Kepler. Para sobrevivir vendía horóscopos a las mentes supersticiosas y temerosas a los vampiros y las hechiceras. Kepler siempre consideró tontas a esas personas, que a pesar de que estaban en el poder y se suponía debían ser sabias, dirigían pueblos a matanzas a partir de mentiras.

Kepler estaba muy preocupado por ello porque su madre era prisionera de uno de esos hombres supersticiosos. Se le acusaba de bruja y Kepler no sabía cómo rescatarla. Una noche se durmió pensando en eso, empezó a soñar que era un niño y que su madre sí era bruja.

En el sueño, tratando de escapar de su madre, porque siempre lo intentaba vender con los marineros que le compraban sus pócimas, se fue hacia las islas del Gran Astrónomo. En esas islas había aparatos gigantescos que medían la traslación de los planetas y sus distancias con la Tierra, matraces y sustancias que estudiaban la composición de los cuerpos, matemáticos que dibujaban los nuevos modelos del Universo; sin embargo, lo que más le interesó al niño Kepler fue la sala que se dedicaba completamente al estudio de la Luna.

El niño Kepler observaba con fascinación los dibujos que el Gran Astrónomo había hecho de la Luna. En ellos veía cráteres, sombras y mares. Tan absorto estaba que no se dio cuenta cuando el Gran Astrónomo le tocó el hombro y le dijo: “Es bella la Luna ¿verdad?” El niño Kepler volteó asustado, vio al Gran Astrónomo y su gran nariz de oro. Dentro del cerebro de su sueño, recordaba haber visto el retrato del Gran Astrónomo con una nariz chata y horrible, le habían dicho que esa nariz es falsa, que la perdió en un duelo por una discusión sobre una teoría científica, otros dicen que por una chica. El niño Kepler no dejaba de ver su nariz de oro, al Gran Astrónomo no le importó, se sentí muy orgulloso de ella:

“Veo que eres un niño muy curioso”, dijo el Gran Astrónomo.
“Sí, mucho”, respondió Kepler.
“Qué te parece mi sala a la Luna”.
“Muy interesante, señor”.
“Qué sabes sobre la Luna”.
“Que está en el cielo, que tiene sombras, cráteres y mares, que gira alrededor de nosotros y que nunca muestra su otra cara”.
“Muy bien, y si te dijera que su tamaño es un cuatro veces más pequeño que la Tierra”.
“¿Tan grande es? ¿Y los otros planetas también tienen lunas?”
“Claro que no, niño”.

Kepler despertó, seguía pensando en su madre mientras la luz de Luna penetraba en su cuarto.

Ahora déjeme disculparme querido lector, por terminar tan abruptamente esta adaptación de Somnium que es la primera novela de Ciencia Ficción de la historia humana, su autor fue Johannes Kepler quien fue uno de los principales pensadores que tiró las ideas de la perfección del círculo como movimiento y además, en dicha novela, propuso la idea de la gravedad y las fuerzas a distancia. La Luna inspiró a este hombre a escribir sobre algo que derrumbaba, aunque sea de forma literaria, las ideas aristotélicas de la ciencia y de alguna forma abría camino para que Newton lograra crear toda su teoría cosmológica. Antes de Kepler, las fuerzas de la naturaleza tenían que tocar los objetos para poder existir, después de él, estas fuerzas actuaban a través del vacío y por todo el Universo (fuerzas a distancia). La Luna no sólo inspira poetas sino científicos, y en eso lo tengo claro: ambas clases de hombres son lunáticas.

*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87

Correo electrónico: trinofiesa@gmail.com

2 comentarios:

  1. Saludos Raúl. Gracias por tu escrito. Te comparto vínculo a obra de Paul Hindemith: Armonía del mundo (1953)
    con relación a la obra de Kepler: La armonia del universo. Ciencia, poesía, música.
    https://www.youtube.com/watch?v=zJvE8bOZNIA

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  2. Muchísimas gracias por leer mi artículo, espero sigas leyendo este espacio. Claro que veré el vídeo, un abrazo y saludos :)

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