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Enrique Cabrero (exdirector del Conacyt) Fuente: Wikipedia |
¿La ciencia en México realmente ayuda a las comunidades o
sólo es un sector que sirve para pagar favores políticos? ¿Por qué la mayoría
de los científicos mexicanos (ya sea los que están a favor de la nueva
administración o la anterior) están de acuerdo en que se utilicen recursos
públicos para beneficiar a las empresas privadas? ¿La Ley Federal de Humanidades, Ciencias y Tecnologías del gobierno
morenista es diferente en lo fundamental a la Ley Federal de Ciencia y Tecnología del gobierno priísta?
En la conferencia matutina del 14
de febrero, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mencionó
la existencia de una mafia en el sector científico mexicano. Esta sentencia
surgió a partir de los cuestionamientos de un grupo de científicos a la Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías
que propuso la senadora morenista Ana Lilia Rivera. ¿Qué establecen la nueva
ley de ciencia y la anterior?
Algunos de los objetivos de la Ley Federal de Ciencia y Tecnología del
gobierno peñista eran fortalecer las instituciones descentralizadas del Conacyt
(Consejos de Ciencia y Tecnología de cada estado, el Foro Consultivo Científico
y Tecnológico, el Consejo General de Ciencia y Tecnología entre otros), mejorar
el diseño de los instrumentos de financiamiento a la ciencia, tecnología e
innovación (CTI) y ampliar la estrategia de Ciencia Abierta (divulgación). Sin
embargo hay que destacar que Enrique Cabrero, director del Conacyt en el
gobierno de Peña Nieto, fue partidario (así lo mencionó en varios medios) de
financiar con dinero público del sector científico a la investigación
del sector empresarial privado por lo que cabe preguntarse: ¿a quién
beneficiaría esa ley de ciencia?
Por otro lado, la nueva propuesta
de ley de la Cuarta Transformación no cambia en esencia la subordinación de la
investigación científica a las necesidades de la clase empresarial. Entre los
principales cambios de la Ley Federal de
Humanidades, Ciencias y Tecnologías del actual gobierno se encuentra la
desaparición de los organismos descentralizados del Conacyt además de «una
mayor “eficiencia” administrativa, y la definición de “principios y reglas
sobre los cuales deberán desempeñarse las actividades de investigación y
desarrollo tecnológico en el país” (Artículo 1, Base I [de la nueva Ley de
Ciencia]).» [Flores, E. “Desde adentro del Conacyt no se ve bien el futuro:
alertan espiral de retrocesos y malas decisiones”. Sin embargo. 14 de febrero de 2019 (en línea)]. Es decir centraliza
los recursos del sector científico al Conacyt quien, en manos de la Dra. María
Elena Álvarez-Buylla, dirigirá las líneas de investigación de la Cuarta
Transformación.
No dudo de la capacidad científica
de la Dra. Álvarez-Buylla así tampoco dudo de sus buenas intenciones (su Plan de reestructuración estratégica del
Conacyt, que se encuentra en línea, está lleno de excelentes ideas que
pueden cambiar el quehacer científico en México); sin embrago ya ha demostrado
que es ingenuamente maderista. Cabe recordar que se filtró un documento confidencial
en el que aparece su firma y donde se mandataba la reducción de becas para los
estudiantes de las carreras científicas. Esta simple jugada, que se orquestó
desde las esferas enemigas de este nuevo gobierno, demostró la incapacidad
política de la actual directora del Conacyt para mediar entre los intereses del
pueblo mexicano, las empresas y los deseos del gobierno actual (estos dos
últimos han mostrado una vinculación cada vez más fuerte durante los 84 días de
la presidencia de AMLO) y no le ha permitido sortear de manera digna los dos
últimos escándalos que han involucrado a la institución que dirige.
Entonces ¿cuál es la idea de los
que eran antes oposición y ahora forman parte de la Cuarta Transformación? Uno
de los intelectuales científicos de “izquierda” reflexiona: «Existe una idea
arraigada en algunos sectores de la izquierda (no todos) y entre funcionarios
del actual gobierno (tampoco la totalidad), de que las empresas privadas son el
demonio y las trasnacionales son mucho más que eso. Esta concepción puede ser
útil para ganar aplausos en alguna asamblea o para atraer a sectores muy
ideologizados hacia la oposición a los avances en algunas áreas del
conocimiento, pero no sirven para entender el papel que han jugado y juegan las
empresas en el desarrollo de la ciencia en el mundo y el que pueden desempeñar
en nuestro país.» [Flores, J. “Ciencia y empresa privada”. La Jornada. 29 de enero de 2019 (en línea)].
Cuál papel del sector
empresarial: ¿el de sus investigaciones mineras que han contaminado mantos acuíferos?,
¿el de sus investigaciones agrícolas que han destruido ecosistemas?, ¿el de las
investigaciones alimentarias que han diseñado productos cada vez más adictivos
y dañinos para la niñez y la juventud? El papel de la ciencia dentro de un
sistema capitalista sólo sirve a los intereses de los dueños de las fábricas. El
aumento de las ganancias sólo se logra explotando al obrero o mejorando los
medios de producción. Por lo tanto ambas propuestas, la del actual y anterior
gobierno, son insostenibles y son contrarias a las necesidades y urgencias de las
comunidades ya que ninguna está al servicio del pueblo sino de la oligarquía
que cada día succiona más la fuerza intelectual de nuestros futuros
científicos.
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87