domingo, 13 de enero de 2019

Las consecuencias de la felicidad capitalista

El suicidio (1877)
Edouard Manet
Fuente: historia-arte.com


Definir la felicidad es algo complejo, es decir, depende de varias variables cualitativas y cuantitativas. Sin embargo, voy a aventurar una enunciación sencilla de la felicidad: vivir mejor, es ser más feliz. ¿Qué significaría vivir mejor? Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que establece el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-ONU), los parámetros que definen el buen progreso de las naciones son: Salud (esperanza de vida), Educación (tasa de alfabetización) y Riqueza (PIB per cápita). Una nación que mantenga buenos niveles de Salud, Educación y Riqueza podría decirse que mantendrá una población que vive mejor; es decir, con una felicidad elevada.

Según la PNUD-ONU, una zona que mantiene su IDH muy alto es el Reino Unido (Inglaterra, Escocia y Gales). Esta zona es donde nación al Revolución industrial, cuna del capitalismo moderno y ejemplo de progreso de este sistema económico en el que sobrevivimos: «En 2013, la causa más probable de muerte para un hombre de entre 20 y 49 años [en el Reino Unido] no era ni asalto, ni accidente de tráfico, ni las drogas, ni un ataque al corazón, sino la propia decisión de no seguir viviendo» [Will Storr. “Los machos suicidas, o cómo el perfeccionismo puede ser mortal”. El País. 15 de enero de 2016 (en línea)]. ¿Qué es lo que lleva a un hombre a suicidarse teniendo las oportunidades que ofrece una región como el Reino Unido?

En ese artículo, el profesor Rory O’Connor de la Universidad de Glasgow y presidente de la Academia Internacional de Investigación del Suicidio, nos dice: «Pero lo más alarmante es que la mayoría de los depresivos no se suicidan. Menos del 5% lo hacen. Así que la enfermedad mental no lo explica. Para mí, la decisión de suicidarse es un fenómeno psicológico». Este fenómeno psicológico es el perfeccionismo social que «no se trata de lo que uno espera de sí mismo», explica O’Connor, «sino de lo que cree que piensan los demás. Que ha decepcionado a otros, que ha fracasado como padre, como hermano, o lo que sea».

¿Qué es lo que esperan las demás personas de mí? Una pregunta recurrente en la mente del suicida según O’Connor. Imaginar es algo inherente en la biología humana. Los seres humanos, gracias al desarrollo evolutivo de su corteza prefrontal (zona cerebral que se encuentra justo detrás de nuestra frente), consiguen figurarse diversos escenarios. El cerebro recoge datos del exterior y simula diversos eventos. Entonces si la información con la que trabajamos para crear estos eventos es aquella donde anuncios publicitarios, películas y libros nos mandatan el placer, la reproducción y el consumo: ¿acaso lo que espero de mí no es aquello que espera la clase empresarial que sea: una persona feliz dispuesta al engorde para alimentar la maquinaria capitalista?

El marxismo define al trabajo como: "un proceso que se da en la relación del hombre con la Naturaleza, en el cual el hombre determina, regula y controla las reacciones materiales entre sí y la Naturaleza […]. Durante su proceso, el trabajo pasa constantemente de la forma de actuación a la de ser, de la forma de movimiento a la de un objeto" [Diccionario filosófico marxista de M. Rosental y P. Iudin].

La felicidad capitalista exige perder identidad y relación con el medio ambiente. Perder raíces culturales para no poder diferenciar entre placer y realización. Vivimos en la era del hombre sin personalidad, que para cumplir su destino ilusorio, necesita sacrificar a su compañero de clase hasta el punto de sentirse aislado y cometer suicidio. ¿Usted (realmente) es feliz?

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

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