Raúl Fierro*
Una de las características del fascismo es aprovecharse de
la ignorancia de la realidad exterior de sus habitantes, de encerrarlos en una
burbuja mediática y dejar que sus acciones se ahoguen en ella. Ahora con la
información digital que parece infinita y la invención de las redes sociales
que dan voz, pareciera que vivimos la época más libre de toda la historia humana
sin embargo nunca tuvimos un sistema esclavista más efectivo. La burbuja
mediática en la que nos encierra el sistema capitalista nunca fue tan
placentera como ahora. Para el caso mexicano, el reciente evento electoral en
Estados Unidos lo demuestra.
Todos los medios de comunicación
y los círculos críticos (escritores, analistas, intelectuales) mexicanos se
concentraron, antes y durante las elecciones estadounidenses, en responder la pregunta quién ganaría
la presidencia así como las consecuencias sociales y económicas de la respuesta. Pero el objetivo principal no era informar a la gente o que se produjera una verdadero análisis de la sistuación mundial y nacional; la meta era mantener la fiebre
electorera, conservando el miedo y la especulación que envicia el pensamiento y
lo distrae de cuestiones importantes: ¿Qué pasa en las cámaras mexicanas
legislativas sobre las discusiones de las reformas educativa, energética y de
salud?, ¿qué sucedió con el recorte en educación y ciencia y las promesas
notariadas que Enrique Peña Nieto hizo al pueblo mexicano?, ¿en qué quedó lo
del asesino y prófugo Javier Duarte y los millones que se robó? Todas esas
preguntas deberían esperar, un nuevo emperador iba tomar el poder y lo esclavos
querían saber de qué color (o género en este caso) iba a ser el látigo.
“Llénalos de noticias
incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán
inteligentes. Les parecerá que están pensando, tendrán una sensación de
movimiento sin moverse. Y serán felices, pues los hechos de esa especie no
cambian”, le dice el capitán Beatty al bombero Guy Montag, en la obra Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Este
libro, de unos de los escritores de fantasía, terror y ciencia ficción más
importantes del siglo pasado, muestra un “futuro” distópico que ha alcanzado
nuestro presente: ¿Acaso en las redes sociales, donde supuestamente la libertad
se respira, no se nos dice sobre qué temas debemos discutir?
Este sistema ofrece placeres casi
imperceptibles. Uno de ellos es la sensación de estar informado y considerar
que somos parte del cambio, cuando en realidad estamos todos dentro de una
burbuja navegando a través de una atmósfera que se compone de especulaciones, explotación
e indiferencia. Nuestra libertad, no individual sino colectiva, peligra más que
nunca: “Cuando no conducen a ciento cincuenta kilómetros por hora, y entonces
no se puede pensar en otra cosa que en peligro, se entretienen con algún juego,
o en una sala donde no es posible discutir con el televisor de cuatro paredes.
¿Por qué? El televisor es real. Es algo inmediato tiene dimensiones, le dice a
uno que debe pensar, y de un modo contundente”, reflexiona Faber, un maestro de
literatura resignado a la victoria de la dictadura en el mundo de Fahrenheit 451 que después reanima su espíritu
de lucha con las acciones de Guy Montag. A veces olvidamos que las redes
sociales no son reales sino virtuales y que las verdaderas acciones que cambian
el estado de las cosas son las que se realizan en el medio exterior.
Por ello hoy no es peligroso
pensar sino simplemente no se puede y si no hay reflexión crítica, nada nos
mueve a la acción. Los medios, a través de tendencias y vistas, marcan nuestros
temas de discusión, qué es lo importante por pensar y cómo debemos hacerlo.
Piense sobre lo que habla, sobre qué discute usted y sabrá qué tan pesado es su
grillete.
*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla,
Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87
Correo electrónico:
trinofiesa@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario