martes, 15 de noviembre de 2016

La burbuja mediática del fascismo



Raúl Fierro*

Una de las características del fascismo es aprovecharse de la ignorancia de la realidad exterior de sus habitantes, de encerrarlos en una burbuja mediática y dejar que sus acciones se ahoguen en ella. Ahora con la información digital que parece infinita y la invención de las redes sociales que dan voz, pareciera que vivimos la época más libre de toda la historia humana sin embargo nunca tuvimos un sistema esclavista más efectivo. La burbuja mediática en la que nos encierra el sistema capitalista nunca fue tan placentera como ahora. Para el caso mexicano, el reciente evento electoral en Estados Unidos lo demuestra.

Todos los medios de comunicación y los círculos críticos (escritores, analistas, intelectuales) mexicanos se concentraron, antes y durante las elecciones estadounidenses, en responder la pregunta quién ganaría la presidencia así como las consecuencias sociales y económicas de la respuesta. Pero el objetivo principal no era informar a la gente o que se produjera una verdadero análisis de la sistuación mundial y nacional; la meta era mantener la fiebre electorera, conservando el miedo y la especulación que envicia el pensamiento y lo distrae de cuestiones importantes: ¿Qué pasa en las cámaras mexicanas legislativas sobre las discusiones de las reformas educativa, energética y de salud?, ¿qué sucedió con el recorte en educación y ciencia y las promesas notariadas que Enrique Peña Nieto hizo al pueblo mexicano?, ¿en qué quedó lo del asesino y prófugo Javier Duarte y los millones que se robó? Todas esas preguntas deberían esperar, un nuevo emperador iba tomar el poder y lo esclavos querían saber de qué color (o género en este caso) iba a ser el látigo.

“Llénalos de noticias incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán inteligentes. Les parecerá que están pensando, tendrán una sensación de movimiento sin moverse. Y serán felices, pues los hechos de esa especie no cambian”, le dice el capitán Beatty al bombero Guy Montag, en la obra Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Este libro, de unos de los escritores de fantasía, terror y ciencia ficción más importantes del siglo pasado, muestra un “futuro” distópico que ha alcanzado nuestro presente: ¿Acaso en las redes sociales, donde supuestamente la libertad se respira, no se nos dice sobre qué temas debemos discutir?

Este sistema ofrece placeres casi imperceptibles. Uno de ellos es la sensación de estar informado y considerar que somos parte del cambio, cuando en realidad estamos todos dentro de una burbuja navegando a través de una atmósfera que se compone de especulaciones, explotación e indiferencia. Nuestra libertad, no individual sino colectiva, peligra más que nunca: “Cuando no conducen a ciento cincuenta kilómetros por hora, y entonces no se puede pensar en otra cosa que en peligro, se entretienen con algún juego, o en una sala donde no es posible discutir con el televisor de cuatro paredes. ¿Por qué? El televisor es real. Es algo inmediato tiene dimensiones, le dice a uno que debe pensar, y de un modo contundente”, reflexiona Faber, un maestro de literatura resignado a la victoria de la dictadura en el mundo de Fahrenheit 451 que después reanima su espíritu de lucha con las acciones de Guy Montag. A veces olvidamos que las redes sociales no son reales sino virtuales y que las verdaderas acciones que cambian el estado de las cosas son las que se realizan en el medio exterior.

Por ello hoy no es peligroso pensar sino simplemente no se puede y si no hay reflexión crítica, nada nos mueve a la acción. Los medios, a través de tendencias y vistas, marcan nuestros temas de discusión, qué es lo importante por pensar y cómo debemos hacerlo. Piense sobre lo que habla, sobre qué discute usted y sabrá qué tan pesado es su grillete.

*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87

Correo electrónico: trinofiesa@gmail.com

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