jueves, 3 de noviembre de 2016

Recorte al presupuesto científico y tecnológico: la solución mexicana frente a la argentina

Protesta, frente la Congreso argentino, contra el recorte en ciencia y tecnología.
Fuente: La Nación



Raúl Fierro*

Hace algunas semanas el gobierno de Enrique Peña Nieto anunció un recorte del 23.3% al presupuesto federal para Ciencia y Tecnología. La respuesta de José Franco, titular del Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología, A.C., es la siguiente: “Este retraso presupuestal nos pone al principio de la meta que se planteó para este sexenio; si tuviéramos que ejemplificar, la reducción propuesta en el PPEF 2017 representaría 10 años de convocatorias de ciencia básica en Conacyt; el financiamiento del proyecto internacional del acelerador de partículas llamado sincrotrón o tres telescopios de nueva generación”. Es importante la instrumentación científica pero en un país donde el 56% de su población no confía en el conocimiento científico (dato de la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología 2013 que realizó el INEGI) ¿acaso no es más importante aumentar la matrícula de científicos en el país y mejorar la condiciones económicas de los alumnos-becarios que estudian ciencias para que terminen su carrera, acaso el estudiante universitario no será el futuro científico que maneje dichos aparatos que José Franco pide además de que representará la imagen y expectativa de vida de una población que no tiene una buena percepción de la ciencia? Peor es el asunto cuando la postura del grupo que establece la agenda científica es conformista y débil: “William Lee [coordinador de Investigación Científica de la UNAM] aseveró que por la situación financiera actual de México y el mundo, EL RECORTE ES NECESARIO, pero no debe ser de tal magnitud”, se puede leer en el artículo “El recorte a ciencia y tecnología, de 10 por ciento, no de 23, proponen especialistas” del diario La Jornada (el resalte en mayúsculas lo escribí).

La ciencia es un factor importante para el desarrollo de un país y su población. Por una parte es el motor para impulsar el desarrollo tecnológico que ayude a la población en sus diversos problemas sociales y económicos. Por otra parte, en los ámbitos educativo y teórico, la ciencia permite que los habitantes de una nación logren tener una visión más amplia de los fenómenos y generen un pensamiento crítico sobre los acontecimientos que lo rodean, esto posibilita la toma decisiones que le conviene a su comunidad. Por ello es trascendente lo que declaran aquellos que, desde las instituciones, dirigen la agenda científica. Cómo pueden aceptar el recorte y no hacer un llamado enérgico al gobierno sobre las consecuencias de un modelo que atenta contra el desarrollo y la autonomía de las naciones.

La comunidad científica mexicana (comunicadores de la ciencia, investigadores y sobre todo estudiantes) deberían seguir el ejemplo de la comunidad científica en Argentina que nos da una muestra de una postura firme frente al gobierno, no para mitigar, sino para frenar e incluso exigir un aumento presupuestal en ciencia: “Los reclamos de la comunidad científica, de la oposición y hasta de sectores del oficialismo surtieron efecto. El Gobierno decidió aumentar las partidas para Ciencia y Tecnología previstas en el presupuesto 2017”, se puede leer en el artículo “Asignarán más fondos a Ciencia y Tecnología” del diario argentino La Nación.

En México, en vez de marchas conjuntas de la comunidad estudiantil y académica además de mítines frente a las instituciones legislativas como sucedió en Argentina, todo quedó en un foro donde unos cuantos decidieron el futuro de la ciencia en México, un grupo que no les interesó las condiciones de los universitarios que estudian física, química, biología y otras disciplinas científicas. Sin embargo la culpa se comparte, no sólo con el gobierno de Enrique Peña Nieto que tiene la obligación de apoyar al campo científico y tecnológico, sino con aquellos que con su silencio y apatía permiten tales atropellos a la formación científica y tecnológica y, en consecuencia, al desarrollo de las comunidades mexicanas: por qué no unirnos como en Argentina y exigir para toda la comunidad científica de nuestro país una mejor perspectiva. Dónde está la voz de la juventud científica mexicana.

*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87

Correo electrónico: trinofiesa@gmail.com

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