Boreas y Oritía Fuente: Wikipedia |
El amor que se guía por los sentidos es uno del tipo animal, el cual sólo busca la satisfacción del deseo. Desde un punto de vista biológico, el amor es una explosión de hormonas que modifican nuestro físico y nuestra mente: «Se sabe que los enamorados presentan estados de ansiedad y estrés moderados que se manifiestan a través de un aumento en la sudoración, la presión arterial, el ritmo cardiaco y en los movimientos peristálticos intestinales (las famosas "mariposas en el estómago")» nos dice Camacho-Arroyo en su artículo “¿Qué es el amor? Respuestas desde la biología” en la revista Cómo ves. El amor desde este punto de vista, prepara al cuerpo para la supervivencia, para satisfacer una lucha por satisfacer una necesidad fisiológica como comer, pero el ser humano es más que un animal: Quien se guía por la razón no busca la satisfacción del deseo sino el conocimiento: «Aquel que dueño de sí mismo, no se deja extraviar por el amor, preferirá la seguridad de su amistad al placer de alabarse de ella.»
Lo único que puede salvarnos del amor es el conocimiento de nosotros mismos. Juan José Arreola dijo que el ajedrez lo había salvado de varias penas de amor. El ajedrez no sólo te permite conocer el espíritu de tu compañero de juego sino conocerte a ti mismo. Cuanto más sé de una apertura o una defensa, o tengo más herramientas tácticas, con más seguridad me muevo y no caigo en el embelesamiento de un posible sacrificio por la belleza. La templanza nos permite, si no ganar el juego, encontrarnos con problemas que después ocuparan a nuestra mente por días, semanas o meses: «Cuando el gusto del bien, que la razón nos inspira, se apodera del alma entera, se llama sabiduría».
Platón feat Benedetti: «... la mayor parte de los amantes se enamoran de la belleza del cuerpo, antes de conocer la disposición del alma y de haber experimentado el carácter, y así no puede asegurarse si su amistad debe sobrevivir a la satisfacción de sus deseos […] que un día cualquiera [/] no sé cómo ni sé [/] con qué pretexto [/] por fin me necesites.» No se trata de ser un pasajero en la vida de alguien a quien estimas y admiras sino de permanecer en su memoria, que más allá de que si existe un deseo entre los dos, se conozcan y compartan la verdad de este mundo y la lucha por un devenir mejor para la humanidad.
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla
51 7 50 87
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