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Fuente: Anagrama (página web) |
La defensa
Vladimir Nabokov
Anagrama, 1999
La pasión se padece. Un sentimiento repentino, un relámpago
que ilumina y despierta la admiración y el terror del espíritu. Una repentina
luz que se convierte en oscuridad. No es amor la pasión. El primero se
construye, el segundo, por su origen libido, es repentino. El amor puede dejar
ir, la pasión no. La pasión consume el espíritu. Se instala en el ser en
esencia y no en forma: «Encontraba en ello un profundo placer: no tenía que
tratar con piezas visibles, audibles ni palpables, que por la singularidad de
su forma y la textura de la madera le causaban permanente desazón, aparte que
las veía tan solo como la burda envoltura mortal de las exquisitas e invisibles
fuerzas del ajedrez», nos narra Nabokov la terrible pasión del Gran Maestro del
ajedrez Luzhin.
En 1930, Vladimir Nabokov publicó
en ruso la historia de Luzhin y tuvo que esperar treinta y cinco años para que
se tradujera al inglés. Pudo publicarse antes, como nos narra Nabokov en el
prólogo de La defensa, pero el editor
estadounidense exigía que cambiara el ajedrez por la música. “¿Qué pasión más ridícula
y aburrida debe ser el ajedrez?”, supongo que pensó el estadounidense. Nabokov
se negó y terminó su amistad con él: «… de todos mis libros rusos, es La defensa, es el que posee y difunde el
mayor “calor”, lo que podría ser extraño si se tiene en cuenta cuán
tremendamente abstracto se supone que es el ajedrez.»
La novela narra las experiencias
infantiles de Luzhin, su primer encuentro con el ajedrez, su partida angustiosa
contra Turcati, su gran rival, y cómo trata de esconder su pasión de su pareja
quien intenta curarlo de esa enfermedad: «el ajedrecista apasionado es tan
ridículo como el loco que inventa un perpetuum
mobile o cuenta guijarros en la playa desierta de un océano.» Pero cómo se
puede esconder una pasión: «Es difícil, muy difícil, esconder una cosa, pues
las otras cosas se muestran celosas y hostiles, se aferran firmemente a sus
lugares y no permiten que un objeto sin hogar escape a su persecución y
encuentre acomodo en alguna parte.»
Hay tantos paralelismos con la
vida y el ajedrez: «Del mismo modo que una combinación, ideada por los
jugadores de ajedrez, puede repetirse borrosamente sobre el tablero durante una
partida real, así ahora la repetición consecutiva de un hábito familiar se
percibía en su vida actual.» Este libro refleja bien la relación de nuestras
jugadas cotidianas: las aperturas y defensas que creamos cuando conocemos a
alguien, las tácticas y estrategias que utilizamos para cada situación y las
sutilezas, que se les escapan a los inexpertos, que al final deciden una
partida. «Finalmente, sostenía la peculiar teoría de que el desarrollo del don
de Luzhin para el ajedrez se relacionaba con el desarrollo del impulso sexual;
según él, el ajedrez era para Luzhin la verdadera satisfacción de ese impulso,
y temiendo que pudiera desperdiciar sus preciosos poderes al liberar por los
medios naturales aquella beneficiosa tensión interior, le mantuvo a distancia
de las mujeres, regocijándose de su casta indiferencia.» El tamaño de la pasión
es directamente proporcional al de los vicios. En ese combate contra la pasión,
inevitablemente del éxito o el fracaso, concluirá con la destrucción del ser.
Qué pasa si tratas de rescatar al apasionado: «Creía incondicionalmente en su
genio y estaba convencida además de que ese genio no podía agotarse sólo por el
hecho de jugar al ajedrez, por maravilloso que fuera, y que cuando la fiebre
del torneo hubiera pasado, y Luzhin se hubiese calmado y descansara, en su
interior actuarían fuerzas desconocidas que le permitirían evolucionar y
exhibir su don en todas las esferas de la vida.» Qué ingenuos son aquellos que
nunca han tenido una pasión. Qué ingenuos al pensar que las pasiones se
sustituyen o se olvidan. La pasión es una daga que hiere el alma y deja
cicatrices que no se cierran, sangran y no hay peor forma de curarlas que
ignorarlas. La esposa de Luzhin trata de ayudar en curar su pasión tan ridícula
y es tortuoso el camino que recorre el Gran Maestro del Ajedrez. La defensa de Nabokov un libro sobre la
pasión y sus consecuencias, una novela que muestra la conclusión de un
apasionado al tratar de curarse y lo inevitable que es esquivar esta enfermedad
del espíritu, tan placenteramente dolorosa.
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla
51 7 50 87
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