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Fuente: @MarchCiencArCABA (vía Twitter) |
La expresión francesa déjà
vu, que en español significa “ya vivido”, se refiere a un estado
psicológico donde la persona cree haber pasado por la misma situación. La
comunidad mexicana universitaria y científica sufre un déjà vu. El gobierno quiso reducir el presupuesto de las
universidades y la investigación científica y tecnológica. Salen a reclamar las
cabezas de las principales universidades e institutos científicos del país. El
gobierno recula y decide echar para atrás su intento de recorte. La opinión
pública parece haber ganado y todos de nuevo a sus aulas y laboratorios. Pero
en realidad quiénes son los verdaderos beneficiarios.
«William Lee [actual coordinador
de Investigación Científica de la UNAM] aseveró que por la situación financiera
actual de México y el mundo, EL RECORTE ES NECESARIO, pero no debe ser de tal
magnitud» [Olivares E. “El recorte a ciencia y tecnología, de 10 por ciento, no
de 23, proponen especialistas”. La
Jornada. 21 de septiembre de 2016 (en línea, mayúsculas mías)]. Esto fue
una declaración de hace dos años sin embargo ahora aparece, en el portal de la
Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, el comunicado donde la
máxima casa de estudios de México señala como error ese recorte: ¿qué hace
cambiar de opinión a un coordinador que creía conveniente un recorte del 10 por
ciento? ¿Qué intereses defiende: los de la clase privilegiada de la ciencia o
la de los técnicos, académicos y universitarios?
Cabe recordar la crisis mediática
que tuvieron algunas universidades que «participaron en el presunto desvío de
recursos con dependencias federales a través de convenios para hacer supuestos
servicios que no se cumplieron porque terminaron en empresas fantasma, como lo
documentó la investigación periodística La Estafa Maestra.» [Roldán N. “Baja
presupuesto a universidades estatales y recortan becas; AMLO justifica que se
hará más con menos”. Animal Político.
17 de diciembre de 2018 (en línea)] Con este antecedente ¿se puede confiar en
las autoridades universitarias para la administración de los recursos que
lleguen del gobierno federal? ¿A quiénes se reparten?
Esta situación de recortes no es
algo que sólo sucede en nuestro país. Por ejemplo, en Argentina, la política
neoliberal de Macri ha reducido el presupuesto a universidades y ha afectado el
trabajo de académicos y técnicos que laboran en los institutos de educación
superior de este país. Además la comunidad académica argentina «denuncia que la
falta de dinero terminará por promover el éxodo hacia las universidades
privadas […] cientos de científicos e investigadores marcharon frente al
Congreso.» [Rivas F. “Un reclamo salarial paraliza a todas las universidades
públicas argentinas”. El País. 21 de
agosto de 2018 (en línea)] ¿Puede que el recorte haya sido un intento de
privatizar la educación superior en el país ahora que es obligatoria?
Por otro lado «las 100
Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, una de las promesas de
campaña de López Obrador, serán operadas por la Dirección General de Educación
Superior Universitaria de la SEP y tendrá mil millones de pesos de presupuesto.»
[Roldán N. “Baja presupuesto a universidades estatales y recortan becas; AMLO
justifica que se hará más con menos”. Animal
Político. 17 de diciembre de 2018 (en línea)] ¿Acaso se busca la subordinación
de las universidades públicas a la SEP lo cual pondría en riesgo la autonomía
de los institutos de educación superior? En una situación donde la innovación
(término empresarial donde la investigación que reditúe ganancias es prioridad)
es una línea de desarrollo para el plan nacional científico: ¿acaso la
distribución de los recursos no sería dependiente a los intereses neoliberales?
En México, en vez de marchas
conjuntas de la comunidad estudiantil y académica como se organizaron en
Argentina, todo quedó en un comunicado donde unos cuantos sabrán en qué se
gastarán el presupuesto universitario, un grupo que no les interesó las
condiciones de los universitarios que estudian física, química, biología y
otras disciplinas científicas. Sin embargo la culpa se comparte, no sólo con el
gobierno de Andrés Manuel López Obrador que tiene la obligación de apoyar al
campo científico y tecnológico así como la autonomía de las universidades
públicas, sino con aquellos que con su análisis simplista que se reduce a pedir
más dinero sin reflexionar para qué o quiénes debe repartirse lo cual permite atropellos
a la formación científica y tecnológica de los estudiantes del nivel superior,
al empobrecimiento de los técnicos de los institutos científicos y, en
consecuencia, al desarrollo de las comunidades mexicanas… Déja vu… creo que esto ya lo había escrito sin embargo, tristemente,
seguirá vigente hasta que la juventud científica no se conforme con las migajas
que avienten la burocracia y las testas coronadas de la ciencia en este país.
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87
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