Durante las vacaciones decembrinas, millones de niños y jóvenes interaccionaron con las redes sociales. A pesar del contenido de entretenimiento vacío que existe en ellas, se pueden encontrar ciertas joyas de la divulgación del conocimiento que se pueden usar para construir acontecimientos en las aulas.
Una característica de la divulgación es el uso de un hilo narrativo para interesar al público. Esto no es una ocurrencia, la psicología educativa ha investigado sobre ello de manera profunda. Entre sus investigadores principales se encuentra Jerome Bruner quien decía que la narrativa es la moneda con la que se intercambia cultura. Si la historia conecta con lo que vivimos, se convierte en una herramienta potente para interesarnos en cualquier tema.
Hay varias formas de leer. En la conferencia “¿Por qué no leemos ciencia?”, que ofreció el Dr. Gregorio Hernández Zamora para los docentes que trabajan con la propuesta La Ciencia en la Escuela, el investigador mencionó que actualmente no sólo obtenemos conocimiento de los libros, también de las redes sociales. En esta época multimedia, hay varias fuentes del saber: ¿Cuántas veces no hemos visto tutoriales en YouTube para resolver problemas que se presentan en nuestra vida diaria o vídeos de Tik Tok que, a cierto nivel, nos aclaran una situación actual?
Una de esos canales del conocimiento que se encuentra en YouTube es El Robot de Platón de Aldo Bartra, comunicador social peruano-neozelandés, quien, a través de un estilo particular, nos aclara dudas sobre la pandemia de la COVID-19 entre otros temas polémicos del ámbito científico. También, en esa misma red social, podemos encontrar el canal de Marte 19 que se dedica a la divulgación de la filosofía y su relación con la vida cotidiana además que contiene un curso para apreciar el arte, muy útil para que los docentes puedan adaptarlo para estudiantes de secundaria. En Tik Tok está el perfil Micro-Terra el cuál muestra observaciones microscópicas, destaca el vídeo donde se muestra como un grupo de bacterias devora un microorganismo y la interesante narración que se hace de ese fenómeno; esas observaciones podrían replicarse en los laboratorios escolares. Además podemos encontrar el perfil Cúmulo Científico donde se pueden observar experimentos y cápsulas de divulgación de la física, astronomía y química; hay que destacar una publicación donde se muestra las efemérides astronómicas, información que pueden utilizar las escuelas para organizar observaciones astronómicas. “Gracias, aprendo más con ustedes que en la escuela”, son muchos los comentarios de este estilo: ¿realmente hay un aprendizaje?
Como docentes militantes sabemos que el aprendizaje es un proceso complejo que no sólo consiste en ver un vídeo o contar una historia, se necesita problematizarlo, es decir, abordarlo en el aula: hacerle preguntas, organizar los datos, conceptos y categorías que aparecen y, a través de tareas de investigación (ensayos, entrevistas, experimentos, diagramas y dibujos, exploraciones), guiar al alumno para que se apropie de ese conocimiento y pueda usarlo en su vida cotidiana. No hay que satanizar otras fuentes de conocimiento, hay que reconocer que como docentes militantes siempre estamos aprendiendo y que debemos usar las nuevas formas de saber para profundizar en los acontecimientos. Además exigir a las autoridades educativas, bajo las condiciones actuales en que se desarrolla la educación pública y que continuarán, que se convierta en una garantía el internet en los hogares de estudiantes y maestros, estar conectados en una red de conocimiento que nos permita tomar las mejores decisiones para nuestras comunidades y organizar sus proyectos en favor de sus intereses.
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87
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