domingo, 15 de enero de 2017

El mundo son los hechos



Raúl Fierro*

Una verdadera actitud científica siempre tendrá en primer lugar a los hechos. Si la teoría son los lentes con los que miramos los hechos entonces estos son el mundo, lo que se vive. Podemos cambiar la teoría pero los hechos siempre estarán ahí, retándola a entenderlos. Por otra parte, la potencialidad de una teoría se mide a través de su capacidad de predicción. Entre más fenómenos pronostique ésta, más poderosa su habilidad para realizar descubrimientos.

Durante la Edad Media, las ciencias que estudiaban el mundo sólo reconocían como un verdadero conocimiento a las matemáticas y a la astronomía. Quienes se dedicaban a estos conocimientos, eran los que detentaban la verdad. Estas ciencias viven en el mundo de lo abstracto y estructuraban toda la cosmología medieval lo que le daba lugar a cada oficio dentro de la esfera social.

Las autoridades intelectuales, políticas y eclesiásticas de la época medieval consideraban a los trabajadores manuales (albañiles, carpinteros, herreros, campesinos entre otros oficios) como seres menores, seres que no sabían del mundo y no podían decirnos nada de él. Al parecer, esta idea, perdura en nuestros días: cuántos han preferido que sus hijos estudien una carrera en vez de aprender a sembrar porque consideran al campesino como un ser sin conocimientos e inferior.
Por ello el verdadero aporte de Galileo para la ciencia fue poner al experimento (un trabajo manual) por encima del mundo abstracto de la matemática y la astronomía (aunque siglos después la astronomía tomaría su lugar dentro de las ciencias experimentales). Si alguien decidiera estudiar ciencia hoy en día comprendería que el experimento tiene la última palabra. Como un ejemplo tenemos la discusión sobre la estructura del Sistema Solar entre Descartes y Newton.

Descartes pensaba a nuestro sistema solar como planetas flotando sobre un fluido y que estos se movían gracias a la fuerza de vórtices que el fluido producía. Newton creía en un universo que se movía por una fuerza a distancia que el Sol generaba. Esta diferencia de conceptos del movimiento planetario se reflejaba en que las fuerzas de la naturaleza de Descartes disminuían más lento, con respecto a la distancia, que las de Newton. El experimento de Cavendish (dos esferas de plomo de unos 175 kg cada una, cuya acción gravitatoria debía atraer las masas de la balanza produciendo un pequeño giro sobre estas) determinaría que Newton tenía razón. Los hechos tienen la última palabra aunque se desee lo contrario, ir contra ellos es una actitud anticientífica y medieval. Al parecer nuestra clase política ha retrocedido unos cuantos siglos.

El discurso de Enrique Peña Nieto y su gabinete declara una búsqueda para mejorar las condiciones de la población mexicana a través de sus reformas. Sin embrago, los hechos los contradicen: los recortes en Ciencia y Educación, el descontento de la población, las movilizaciones contra el gasolinazo además de que casi el sesenta por ciento de los mexicanos trabajan en la informalidad, es decir, sin prestaciones o un sueldo fijo (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/11/28/crecio-0-9-tasa-de-subocupacion-en-mexico-inegi) indican lo contrario. Aun así su discurso sigue negando los hechos que vivimos día con día los mexicanos. ¿Por qué seguir negando la realidad? La iglesia católica medieval tenía claro que una revolución del pensamiento, como la que inició Copérnico, siguió Galileo y Kepler y terminó de asentarse con Newton, no sólo cambiaría la forma en que describimos el mundo sino daría pie a un nuevo tipo de organización que no convenía a sus intereses, ¿acaso nuestro gobierno ha acatado esta postura anticientífica y medieval?


*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87
Correo electrónico: trinofiesa@gmail.com

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