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Esquema celeste de Las revoluciones de la esfera celeste Fuente: Biblioteca Digital Mundial |
Raúl Fierro*
La historia se figura como un “Romeo y Julieta” o más bien en
un “Mercurio y Romeo” discutiendo sobre el amor imposible de una “Julieta”. Dos
religiones peleadas a muerte: la católica y la protestante. Dos personajes con temperamentos
totalmente opuestos: un joven alborozado conoce a un viejito melancólico. Un
amor imposible: el misterio de los cielos. De estos elementos, nacería una
revolución científica que cambiaría los paradigmas que habían dominado a las
ciencias y las artes de occidente por más de dos milenios, se sentarían las
bases de lo que pensamos hoy en día y asesinaría el espíritu de un enamorado.
En una Europa, que dos grandes
religiones dividía a sangre y excomulgaciones, se encuentran Rético, joven
protestante impetuoso, y Nicolás Copérnico, viejo católico tímido. En el siglo
XVI, Copérnico había escrito un panfleto sobre las revoluciones celestes a
petición del Vaticano. En el panfleto se proponía un sistema planetario que sitúa
al Sol en el centro del Universo, en vez de la Tierra. Este cambio de
referencia hacía más preciso el calendario juliano (anterior a nuestro
calendario actual) y daba paso al calendario gregoriano (nuestro actual
calendario). El Vaticano lo invitó a dar una conferencia sobre su sistema
heliocéntrico. Al parecer fue un éxito, tanto que Copérnico se animó a escribir
un libro sobre su sistema; sin embargo, a causa de su personalidad tímida, lo
esconde por años. Del lado protestante, el joven Rético oía rumores de un nuevo
sistema planetario que Lutero condenaba por contradecir a las Escrituras. Rético,
como polilla al fuego, se siente atraído por las ideas del nuevo sistema y
decide pedir permiso para viajar al lado católico donde gustaban de defenestrar
protestantes. Melanchthon, el mejor amigo de Lutero y posterior líder de los
protestantes, le da un salvoconducto a Rético por ser su alumno favorito; sin
embargo, como buen maestro-padre, le advierte sobre la hipocresía del católico
y los peligros del camino. Rético parte con la ilusión de conocer al autor de
las ideas que lo incendian.
La vaporosa bahía fresca de
Ermland en Polonia sería el escenario donde el imprudente Rético-Mercurio le
recitaría un discurso al desilusionado Copérnico-Romeo sobre la importancia de
sacar a la luz su libro:
Romeo: Es suficiente, Mercurio. No
continúes con esa plática imprudente.
Mercurio: Estoy hablando de sueños, fantasmas
de la imaginación dormida, que en su vuelo rebasan la levedad de los aires, y
son más mudables que el viento.
(http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/literatura/romeo/1_4.html)
Copérnico acepta la promoción de su obra sin que se le
mencione en ningún momento (¿tal vez por temor a que sus familiares y amigos
vieran mal una relación entre un protestante y un católico o por la conocida
bisexualidad de Rético?) Después de dos años de arduo trabajo (leer el libro,
copiarlo a mano, solicitar los permisos necesarios para imprimir en un país
protestante el libro de un católico y servirle de esclavo académico a
Copérnico), Rético publica Las
revoluciones de las esferas celestes en 1542.
Copérnico escribe la dedicatoria:
aparece el filósofo Nicholas Schoenberg, el obispo de Kulm Tiedemann Giese e
incluso el Papa; pero de Rético ni sus luces. Tal vez para muchos sería algo
que no importara, una dedicatoria más, una menos y a continuar el trabajo por
el que te esforzaste por años; pero para un espíritu enamorado es un golpe
mortal.
Rético regresa a la Europa
protestante, Copérnico muere el mismo año en que publican el libro. El joven
impetuoso desaparece de la tormenta que se avecina y en la que Kepler, Giordano
Bruno y Galileo navegarían. En la obra de Romeo
y Julieta, Mercurio muere maldiciendo a los Capuleto y Montesco, sin
embargo, en la imaginación del escritor John Banville, Rético no maldice, él se
convierte en la aparición de un espíritu enamorado (¿acaso de Copérnico?)
recordando el fuego con el que se incendian las ideas, que es el mismo del
amor.
*Casa
de las Ciencias de Oaxaca
Camino
Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono:
51 7 50 87
Correo
electrónico: trinofiesa@gmail.com