lunes, 13 de febrero de 2017

La levedad del amor astronómico

Esquema celeste de Las revoluciones de la esfera celeste
Fuente: Biblioteca Digital Mundial


Raúl Fierro*

La historia se figura como un “Romeo y Julieta” o más bien en un “Mercurio y Romeo” discutiendo sobre el amor imposible de una “Julieta”. Dos religiones peleadas a muerte: la católica y la protestante. Dos personajes con temperamentos totalmente opuestos: un joven alborozado conoce a un viejito melancólico. Un amor imposible: el misterio de los cielos. De estos elementos, nacería una revolución científica que cambiaría los paradigmas que habían dominado a las ciencias y las artes de occidente por más de dos milenios, se sentarían las bases de lo que pensamos hoy en día y asesinaría el espíritu de un enamorado.

En una Europa, que dos grandes religiones dividía a sangre y excomulgaciones, se encuentran Rético, joven protestante impetuoso, y Nicolás Copérnico, viejo católico tímido. En el siglo XVI, Copérnico había escrito un panfleto sobre las revoluciones celestes a petición del Vaticano. En el panfleto se proponía un sistema planetario que sitúa al Sol en el centro del Universo, en vez de la Tierra. Este cambio de referencia hacía más preciso el calendario juliano (anterior a nuestro calendario actual) y daba paso al calendario gregoriano (nuestro actual calendario). El Vaticano lo invitó a dar una conferencia sobre su sistema heliocéntrico. Al parecer fue un éxito, tanto que Copérnico se animó a escribir un libro sobre su sistema; sin embargo, a causa de su personalidad tímida, lo esconde por años. Del lado protestante, el joven Rético oía rumores de un nuevo sistema planetario que Lutero condenaba por contradecir a las Escrituras. Rético, como polilla al fuego, se siente atraído por las ideas del nuevo sistema y decide pedir permiso para viajar al lado católico donde gustaban de defenestrar protestantes. Melanchthon, el mejor amigo de Lutero y posterior líder de los protestantes, le da un salvoconducto a Rético por ser su alumno favorito; sin embargo, como buen maestro-padre, le advierte sobre la hipocresía del católico y los peligros del camino. Rético parte con la ilusión de conocer al autor de las ideas que lo incendian.

La vaporosa bahía fresca de Ermland en Polonia sería el escenario donde el imprudente Rético-Mercurio le recitaría un discurso al desilusionado Copérnico-Romeo sobre la importancia de sacar a la luz su libro:

Romeo: Es suficiente, Mercurio. No continúes con esa plática imprudente.
Mercurio: Estoy hablando de sueños, fantasmas de la imaginación dormida, que en su vuelo rebasan la levedad de los aires, y son más mudables que el viento.
(http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/literatura/romeo/1_4.html)

Copérnico acepta la promoción de su obra sin que se le mencione en ningún momento (¿tal vez por temor a que sus familiares y amigos vieran mal una relación entre un protestante y un católico o por la conocida bisexualidad de Rético?) Después de dos años de arduo trabajo (leer el libro, copiarlo a mano, solicitar los permisos necesarios para imprimir en un país protestante el libro de un católico y servirle de esclavo académico a Copérnico), Rético publica Las revoluciones de las esferas celestes en 1542.

Copérnico escribe la dedicatoria: aparece el filósofo Nicholas Schoenberg, el obispo de Kulm Tiedemann Giese e incluso el Papa; pero de Rético ni sus luces. Tal vez para muchos sería algo que no importara, una dedicatoria más, una menos y a continuar el trabajo por el que te esforzaste por años; pero para un espíritu enamorado es un golpe mortal.

Rético regresa a la Europa protestante, Copérnico muere el mismo año en que publican el libro. El joven impetuoso desaparece de la tormenta que se avecina y en la que Kepler, Giordano Bruno y Galileo navegarían. En la obra de Romeo y Julieta, Mercurio muere maldiciendo a los Capuleto y Montesco, sin embargo, en la imaginación del escritor John Banville, Rético no maldice, él se convierte en la aparición de un espíritu enamorado (¿acaso de Copérnico?) recordando el fuego con el que se incendian las ideas, que es el mismo del amor.

*Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87

Correo electrónico: trinofiesa@gmail.com