El país escuela (Winslow Homer, 1871) |
En El Capital, Marx demostró que hay dos formas para que el sistema capitalista tenga una tasa de ganancias positiva: el desarrollo científico y tecnológico de los medios de producción y la explotación del trabajador. La primera forma conlleva un trabajo ideológico sobre los trabajadores: cómo concibe la ciencia este sistema, cuál es el papel de la escuela en la transmisión de esos valores y conocimientos, cuál es el modelo de la mente que permea en la práctica docente.
En el caso de México, el concepto de ciencia se sintetiza en la frase “Orden y Progreso”, de origen positivista, la cual dicta que la experiencia y la razón son fuente del conocimiento científico. Esto enmarca a la ciencia en el idealismo, es decir, nos dice que una mano invisible guía sus pasos hacia un nivel de desarrollo más alto. Sin embargo, desde una postura materialista dialéctica e histórica, la conclusión es que la clase burguesa dirige la agenda científica, buscando resolver sus problemas urgentes y emergentes sin que le importen las necesidades sanitarias, laborales y educativas de los trabajadores de sus empresas. Sólo hay que observar la propuesta de un regreso a clases presenciales, como lo planteó Martha Hernández Moreno, subsecretaria de Educación Básica de la SEP, sin ninguna garantía de salud para la totalidad de la comunidad escolar: responsables de familia, maestros, niños y jóvenes estudiantes (ver: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/04/08/politica/en-15-dias-decision-sobre-eventual-reapertura-de-las-escuelas-sep/), poniendo, pareciera como soborno, la vacuna contra la COVID-19 para los maestros como medida suficiente para evitar contagios en los institutos educativos que, en su mayoría, carecen de servicios básicos como drenaje, luz eléctrica o incluso aulas. Mientras los docentes de la CNTE analizamos y tratamos de proponer soluciones a esta situación, la comunidad científica mexicana sostiene una lucha por becas y reconocimientos, en una pelea arrabalera de los secuaces de Enrique Cordero, con su títere Julia Tagüeña como representante, contra María Elena Álvarez-Bullya. Los docentes militantes los cuestionamos: cuál es su posición respecto al regreso a clases presencial, qué dice la ciencia sobre ese tema, qué opinan sobre la campaña de vacunación desde una postura científica más allá de una grillería barata.
En Oaxaca, el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) es una guía que ayuda a clarificar este acontecimiento. Urge que las regiones del estado organicen congresos educativos donde analicen resultados pedagógicos y didácticos, antes y durante la pandemia, para establecer un PTEO que sea bandera de un movimiento de educación alternativa. La formación de estudiantes que sepan afrontar esta realidad es prioridad para generar comunidades escolares con preparación para enfrentar las crisis del capitalismo ya que ésta no será la última y no habrá un regreso o una nueva normalidad (ver: https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html).
La formación del estudiante con una perspectiva de la ciencia para resolver sus situaciones vitales es fundamental: cómo se propaga un virus, cuál es la diferencia entre un virus y una bacteria, cuáles son los problemas que surgen en la creación, distribución y administración de las vacunas, cuáles son los problemas sociales que se agravaron con esta pandemia, cuál ha sido la respuesta de la clase empresarial, cuál ha sido la postura de la comunidad científica ante la situación actual. Convertir este acontecimiento que padecemos en una experiencia de aprendizaje tiene que convertirse en una tarea esencial del docente militante: ¿cómo estamos ayudando a los niños y jóvenes para enfrentar esta crisis y las que vienen?
Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87