lunes, 12 de abril de 2021

Una reflexión sobre las comunidades escolar y científica en la pandemia

El país escuela (Winslow Homer, 1871)


En El Capital, Marx demostró que hay dos formas para que el sistema capitalista tenga una tasa de ganancias positiva: el desarrollo científico y tecnológico de los medios de producción y la explotación del trabajador. La primera forma conlleva un trabajo ideológico sobre los trabajadores: cómo concibe la ciencia este sistema, cuál es el papel de la escuela en la transmisión de esos valores y conocimientos, cuál es el modelo de la mente que permea en la práctica docente.


En el caso de México, el concepto de ciencia se sintetiza en la frase “Orden y Progreso”, de origen positivista, la cual dicta que la experiencia y la razón son fuente del conocimiento científico. Esto enmarca a la ciencia en el idealismo, es decir, nos dice que una mano invisible guía sus pasos hacia un nivel de desarrollo más alto. Sin embargo, desde una postura materialista dialéctica e histórica, la conclusión es que la clase burguesa dirige la agenda científica, buscando resolver sus problemas urgentes y emergentes sin que le importen las necesidades sanitarias, laborales y educativas de los trabajadores de sus empresas. Sólo hay que observar la propuesta de un regreso a clases presenciales, como lo planteó Martha Hernández Moreno, subsecretaria de Educación Básica de la SEP, sin ninguna garantía de salud para la totalidad de la comunidad escolar: responsables de familia, maestros, niños y jóvenes estudiantes (ver: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/04/08/politica/en-15-dias-decision-sobre-eventual-reapertura-de-las-escuelas-sep/), poniendo, pareciera como soborno, la vacuna contra la COVID-19 para los maestros como medida suficiente para evitar contagios en los institutos educativos que, en su mayoría, carecen de servicios básicos como drenaje, luz eléctrica o incluso aulas. Mientras los docentes de la CNTE analizamos y tratamos de proponer soluciones a esta situación, la comunidad científica mexicana sostiene una lucha por becas y reconocimientos, en una pelea arrabalera de los secuaces de Enrique Cordero, con su títere Julia Tagüeña como representante, contra María Elena Álvarez-Bullya. Los docentes militantes los cuestionamos: cuál es su posición respecto al regreso a clases presencial, qué dice la ciencia sobre ese tema, qué opinan sobre la campaña de vacunación desde una postura científica más allá de una grillería barata.


En Oaxaca, el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) es una guía que ayuda a clarificar este acontecimiento. Urge que las regiones del estado organicen congresos educativos donde analicen resultados pedagógicos y didácticos, antes y durante la pandemia, para establecer un PTEO que sea bandera de un movimiento de educación alternativa. La formación de estudiantes que sepan afrontar esta realidad es prioridad para generar comunidades escolares con preparación para enfrentar las crisis del capitalismo ya que ésta no será la última y no habrá un regreso o una nueva normalidad (ver: https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html).


La formación del estudiante con una perspectiva de la ciencia para resolver sus situaciones vitales es fundamental: cómo se propaga un virus, cuál es la diferencia entre un virus y una bacteria, cuáles son los problemas que surgen en la creación, distribución y administración de las vacunas, cuáles son los problemas sociales que se agravaron con esta pandemia, cuál ha sido la respuesta de la clase empresarial, cuál ha sido la postura de la comunidad científica ante la situación actual. Convertir este acontecimiento que padecemos en una experiencia de aprendizaje tiene que convertirse en una tarea esencial del docente militante: ¿cómo estamos ayudando a los niños y jóvenes para enfrentar esta crisis y las que vienen?

 

Raúl Fierro

Casa de las Ciencias de Oaxaca

Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca

51 7 50 87

viernes, 9 de abril de 2021

Modelos de la mente y educación

Mapas mentales de algoritmos (Joseph Pace, 2017)
Fuente: Wikiart

Ser docente no es fácil, aunque la cultura popular vea así. La primera vez que trabaje en aula, me encontré con cincuenta pares de ojos observando lo que iba a escribir en el pizarrón, atentos a la primera frase que dijera y esperando el pequeño desliz que provocara unas cuantas risas. Al terminar la sesión, sudaba de las manos y temblaba ante la idea de haber transmitido alguna falsedad sobre los conceptos y las categorías que había aprendido en la universidad. Es fácil escribir las ecuaciones de fuerza, energía cinética o de caída libre, pero divulgar las ideas sobre sus orígenes, implicaciones y limitaciones es sumamente complejo.


¿Cómo funciona la mente de un niño o joven? ¿Cómo saber si el contenido quedó bien aprehendido? ¿Cuál es la utilidad de lo que estoy enseñando? Éstas y otras preguntas, respecto a la relación entre los modelos de la mente y la educación, se hace un profesor preocupado por su práctica en el aula (virtual o presencial), ya que las respuestas a estas cuestiones nos conducen a decidir bajo qué modelo pedagógico se desarrollará nuestra práctica docente.


Para Bruner existen dos tipos de modelos de la mente que influyen en el trabajo en aula: el computacionalismo y el culturalismo. El primero concibe a la mente del estudiante como una computadora que recibe programas e información, que un instituto elige y un profesor transmite. El alumno dentro de este modelo, es un sujeto ajeno a influencias externas, incapaz de un proceso dialéctico-crítico. En el computacionalismo, el pensamiento no es complejo, percibe a la mente del estudiante como un vaso vacío. El niño o joven, bajo este modelo de la mente, sólo necesita memorizar datos para poder operar dentro del sistema. Por otro lado, el culturalismo concibe a la mente del estudiante como un ser humano dentro de una comunidad cultural, es decir, que éste va a la escuela junto con sus referentes teóricos, religiosos, artísticos y empíricos sobre el mundo y su comportamiento, más aún, los confronta a los que enseña el profesor. Si trabajamos bajo ese modelo, nuestra prioridad es facilitar en el alumno un proceso dialéctico y crítico, darle un significado a los contenidos para que el estudiante resuelva sus situaciones vitales. Dice Bruner: «La mente igualada al poder de asociación y formación de hábitos privilegia el “injerto” como la verdadera pedagogía, mientras que la mente tomada como la capacidad para la reflexión y el discurso sobre la naturaleza de las verdades necesarias favorece el diálogo socrático.»


Según el modelo de la mente que adoptemos será la práctica docente que desarrollemos. A veces no lo hacemos conscientemente pero siempre está presente. Uno de los propósitos del docente militante es estar conscientes de ese modelo, percibirlo en su trabajo de aula y en relación con la comunidad escolar: responsables de familia, autoridades educativas y principalmente con los niños y jóvenes. Diría Bruner: «El objetivo de la educación es ayudarnos a encontrar nuestro camino en nuestra cultura, a comprenderla en sus complejidades y contradicciones [ya que la escuela constituye] el primer y más importante contacto con la cultura en la que el niño va a vivir y es el primer lugar en el que puede plantearse cómo funciona y el primer sitio donde espera respuestas honestas y sugerencias útiles sobre cómo comprenderla.» En ese sentido ¿cuáles contenidos escolares sirven para resolver las situaciones vitales de los estudiantes en este acontecimiento que viven?: «La tarea de las nuevas generaciones es aprender a vivir no solo en el amplio mundo de una tecnología cambiante y de un flujo continuo de información, sino ser capaces al mismo tiempo de mantener y refrescar también nuestras identidades locales.» ¿Bajo qué modelo de la mente trabajamos en el aula?

 

Nota: Las citas de Bruner son de su libro La educación, la puerta de la cultura.


Raúl Fierro 

Casa de las Ciencias de Oaxaca

Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca

51 7 50 87