sábado, 16 de noviembre de 2019

Litio, socialdemocracia y un golpe de Estado

Mapa de recursos estratégicos de América Latina
Fuente: Observatorio Latinoamericano de Geopolítica


Sudamérica se ha convertido en un ejemplo de la lucha de clases y la resolución de sus contradicciones. La situación que vive esa región de América Latina (la crisis de los modelos socialdemócratas del siglo XXI y la implementación a sangre y fuego de las políticas neoliberales) no surgió de forma espontánea. Hace once años la crisis del 2008 nos enseñó que el sistema capitalista está en decadencia. Los economistas de las escuelas europeas y estadounidenses han tratado de repararla pero lo único que han logrado son políticas públicas que palian el hambre y la miseria pero no la resuelven de fondo. No es secreto que el 90% de la riqueza a nivel mundial se concentra en el 1% de la población. No es secreto que sólo 90 corporaciones producen el 63% de la contaminación ambiental. Tampoco que en Bolivia se encuentra el yacimiento mundial más grande de litio y que eso fue causa del golpe de Estado en ese país.

El litio es uno de los minerales que las corporaciones que se especializan en cómputo y comunicación más aprecian. Es un alcalino lo cual lo hace un excelente conductor del calor y la electricidad. Sus usos son varios: baterías de celulares y computadoras, lubricante para el trabajo en altas temperaturas (p. ej. minería), purificador de oxígeno para naves espaciales y submarinos, ingrediente en la aleación de metales para la construcción de lentes entre otras aplicaciones tecnológicas. Es obvio que es un mineral estratégico para el desarrollo económico de las potencias imperialistas. Bolivia concentra el 60% de litio que existe en el mundo [“Bolivia consolida su posición como la mayor reserva de litio del mundo”. América Economía. 22 de febrero de 2019 (en línea)]. Es claro que Bolivia es uno de los países estratégicos para la explotación y alimentación de las maquinarias imperialistas.

La lucha del pueblo bolivariano ha sido larga y ardua. A finales del siglo pasado tuvo una guerra por el agua en la cual los sectores más pobres de Bolivia (campesinos, obreros e indígenas) lucharon contra la burguesía extranjera aliada con la nacional quienes planteaban privatizar el sistema de agua potable e incluso la lluvia. En esa lucha en la cual, a base de batallas campales donde la paz no era opción hasta que sucumbiera la voracidad de la clase empresarial extranjera y nacional, surgió el liderazgo de Evo Morales. Sin embargo éste implantó de nuevo una paz con los enemigos de los campesinos pobres, obreros e indígenas siguiendo los principios de lo que los expertos en geopolítica llaman “el socialismo del siglo XXI”: «Este triste desenlace tiene antecedentes que se remontan, en apretada síntesis, a la marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) en 2011. Luego de esa acción multitudinaria, el gobierno empezó a dividir a las organizaciones que la convocaron. [/] Este es el estilo de un gobierno que denuncia “golpe” pero una y otra vez ha actuado de forma represiva contra los sectores populares organizados que enfrentaron sus políticas extractivistas.» [Zibechi, R. "Bolivia: un levantamiento popular aprovechado por la ultraderecha". Desinformémonos. 11 de noviembre de 2019 (en línea)]. Era de esperarse el derrocamiento de Evo Morales desde una lucha legítima de los sectores que se sintieron traicionados por un gobierno que debía exterminar de tajo la explotación de la clase empresarial. Sin embargo, por su característica mezquina, los sectores de la burguesía ultraconservadora se montaron sobre este descontento para recuperar su poder anterior. Pero la lucha sigue en ese país con el liderazgo de las comunidades indígenas.

Si lo anterior parece similar a las políticas del gobierno lopezobradorista, es a causa de que éste modelo socialdemócrata se ha trabajado durante veinte años (ver las políticas que han implementado los premios Nobel de economía de 2019) para parchar y remendar un sistema que bajo el peso de los hechos se está hundiendo. El arrojo y al organización del pueblo campesino, obrero e indígena son importantes para cambiar de raíz este sistema que provoca muerte y hambre. Sin embargo la duda y el miedo se siembran en el espíritu de lucha cuando surge la pregunta: ¿Cómo acabar con el monopolio de la violencia del Estado a favor de la clase empresarial? La respuesta la sabemos todos.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
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