domingo, 11 de febrero de 2024

Marie Tharp: científica de la deriva continental

Marie Tharp (1968)
Fuente: Wikipedia

Los triunfos de la lucha de la mujer son pasos que nos acercan a la caída del sistema capitalista que ha desacralizado el trabajo del científico, el artista y el filósofo. Por eso es importante conocer el papel de la mujer en la historia de la ciencia y conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia a través de la reflexión de biografías científicas. Uno de los trabajos fundamentales que aportó las pruebas para que la comunidad científica aceptara por completo la teoría de la deriva continental, la cual explica el movimiento de las placas continentales y, en consecuencia, de los sismos, lo realizó la cartógrafa oceanográfica y geóloga estadounidense Marie Tharp.

En el artículo "Tectónicas de placas: La revolución de las ciencias de la Tierra", el escritor Sergio de Régules menciona que el científico Alfred Wegener, en la primera década del siglo XX, planteó la teoría de la deriva continental la cual «proponía que la corteza terrestre estaba dividida en dos niveles: una capa de roca pesada (basalto) que abarcaba todo el planeta (el suelo oceánico) y otra de roca más ligera (principalmente granito) que descansaba sobre la primera y que sólo cubría parte de la superficie de la Tierra (los continentes). Hace 250 millones de años había un solo supercontinente, al que llamó Pangea. En la era mesozoica (hace entre 66 y 245 millones de años) Pangea se fragmentó y los pedazos se separaron. América se desplazó hacia el oeste, con respecto a África y Europa, abriendo el océano Atlántico». Los geólogos de principios del siglo XX no aceptaron la idea de Wegener ya que él no era especialista en geología sino en astronomía y meteorología. Desde 1915 (año en que se propuso la teoría), tuvieron que pasar cuatro décadas para que se obtuviera la prueba definitiva de que nuestro planeta es una corteza de fragmentos móviles.

Todavía en 1940, las plazas en las universidades se reservaban para una mayoría masculina. Según el artículo Seeing Is Believing: How Marie Tharp Changed Geology Forever (“Ver es creer: Como Marie Tharp cambió la geología para siempre”) de la revista del Instituto Smithsoniano, en Estados Unidos, entre 1920 y 1970, sólo el cuatro por ciento de las plazas de doctorado de Ciencias de la Tierra era para las mujeres. Sin embargo, en 1943 se abrió una oportunidad para miles de investigadoras que buscaban un lugar en las universidades. A causa de la muerte de científicos jóvenes, quienes participaron en la Segunda Guerra Mundial, se abrieron plazas para las mujeres. Una de ellas la obtuvo Marie Tharp quien ya tenía una vasta experiencia en cartografía y geología por la educación que recibió de su padre quien era topógrafo.

La gran aportación de Marie Tharp para la teoría de la deriva continental radica en el descubrimiento de la dorsal Mesoatlántica, que es una cordillera de 40000 km de largo la cual divide al continente americano de los continentes europeo y africano. La dorsal era una predicción de la teoría de Wegener. Para mapear esa cordillera se usó un sonar abordo de un barco, al cual Tharp nunca subió porque no se le permitió por ser mujer, pero logró obtener los datos de la expedición. Su enemigo-colega Bruce C. Heezen, quien estaba en el barco, no logró vislumbrar lo que para Marie Tharp estaba muy claro: el suelo se mueve porque la Tierra es una esfera fragmentada. Por más de veinte años Heezen descalificó la teoría de la deriva continental la cual calificó como “chácharas de chica”. Marie Tharp defendió de forma apasionada su idea con pruebas científicas. En 1977, la comunidad científica empezó a aceptar la propuesta de Marie Tharp. Fue en 1990 que recibió un reconocimiento por esta importante labor.

La lucha y el triunfo de Marie Tharp son un aporte para la caída de este sistema que mercantiliza el trabajo científico para favorecer los intereses de la clase burguesa y menosprecia el trabajo de la mujer.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca

jueves, 29 de diciembre de 2022

La metáfora es un puente

 

Pont-y-pair. Thomas Girtin (1799)
Fuente: Wikiart

Uno de los experimentos que más éxito tiene, en el taller que imparto en la Casa de las Ciencias de Oaxaca, es la clepsidra (palabra de origen griego que significa “ladrón de agua”). Este aparato, que es una botella de plástico con un agujero a la mitad, suscita muchas preguntas a los jóvenes y niños, incluso a algunos adultos. Al hacer el hoyo a la botella, el sentido común dicta que el agua tiene que salir a través de ella. Sin embargo, cuando se cierra por la parte de arriba, el chorro deja de fluir. Cuando los participantes tratan de explicar ese fenómeno, ofrecen una variedad de explicaciones: Un niño me dijo que era brujo, un joven expuso que el chorro formaba una película delgada de agua que evitaba que fluyera y un adulto interpretó que eran átomos de agua que se pegaban unos con otros y eso evitaba que salieran. El mecanismo de la clepsidra tiene que ver con la presión atmosférica y a mí parecer, como físico, es mucho más sencillo que esos tres argumentos; sin embargo, no me detendré a explicarlo, lo que me interesa es el porqué del uso de metáforas para tratar de entender un fenómeno.

 

En Poética de Aristóteles «la metáfora es la aplicación a una cosa de un nombre que es propio de otra». Esta definición que aparenta ser sencilla tiene muchas implicaciones. Nos dice Bustos en el artículo “La metáfora y la filosofía contemporánea del lenguaje”: «Una pionera en este sentido [el estudio del papel de la metáfora en la progresión y transmisión del conocimiento científico] fue M. Hesse (1966, 1974) que, frente a la tesis positivista que equiparaba el significado cognitivo de un enunciado con su método de verificación, puso de relieve la importancia cognitiva de las metáforas científicas, tanto en el contexto de descubrimiento (en cuanto instrumentos heurísticos) como en el de justificación (predicción y contrastación).» Nombrar una cosa o un fenómeno nos da una idea de sus características, pero ¿puede existir un objeto o fenómeno que no pueda tener nombre?, ¿cómo explicarías esa cosa o fenómeno desconocido a otra persona?, ¿con qué lo compararías para predecir su dinámica tanto espacial como temporal? Nos dice Bustos: «... la metáfora [es] el instrumento psicológico central mediante el cual se amplia y estructura nuestro conocimiento del mundo (M. Arbib y M. Hesse, 1986).»

 

La metáfora es un puente por el que cruzan nuestros referentes (teóricos, empíricos, artísticos y religiosos) para llegar a otro tipo de conocimiento. Metaforizar un fenómeno o un objeto refleja la clase de comprensión que tiene el sujeto, las metáforas que ocupe un infante o un adolescente dibujan el mapa cultural en la que se encuentra inmerso. Si sus referentes son vastos, la metáfora será más potente, describirá y predecirá con mayor exactitud y, en términos estéticos, será más sensible, es decir, tendrá un mayor impacto emocional lo cual es muy importante para construir una experiencia de aprendizaje.

 

Si con la metáfora el sujeto asimila su realidad entonces ¿cómo legitima la metáfora? A través de la narración: «El mito primitivo no es sino una forma de metáfora extendida (Herder, Ensayo sobre el origen del lenguaje) y el hombre primitivo es literalmente el auténtico poeta», menciona Bustos. Bruner en su libro Educación, puerta a la cultura hace hincapié en la narración como la moneda con la que se intercambia cultura. Si la metáfora es un puente, el paso se paga con narraciones.

 

En el caso de la clepsidra de mi taller, cada una de las respuestas tiene que ver con lo que cada persona ha aprendido a través de sus vivencias. Cuando me comentaron cómo llegaron a sus conclusiones, pude entender al sujeto y cuando les ofrecí mi explicación, desde el punto de vista de la física, esperé que se llevarán otra visión del mundo, que les haya ayudado a comprender algo que para ellos no tenía nombre. Ahí radica en parte el quehacer educativo: mostrar distintas formas de nombrar al Universo.


Raúl Fierro

Casa de las Ciencias de Oaxaca

sábado, 1 de octubre de 2022

Oaxaca según Sacks

Presas de Huayapam I
Autor: Raúl Fierro


La escritura nos permite darle sentido al pensamiento y uno de los recursos que se utiliza para mejorarla es el diario. En él plasmamos nuestra manera muy personal de vivir los acontecimientos. En Diario de Oaxaca, Oliver Sacks dice al respecto: «¿Por qué llevo diarios? [para] aclarar mis pensamientos, organizar mis impresiones en una especie de narración o relato, y hacer esto en “tiempo real” y no en retrospectiva, ni tampoco transformando imaginativamente, como sucede en la autobiografía o la novela.» Entonces el diario, como un género literario de no ficción, puede extrapolarse a un quehacer científico, una búsqueda de la verdad desde una perspectiva particular: «Ninguno de estos diarios pretende ser exhaustivo ni erigirse en una autoridad sobre el tema abordado. Por el contrario, son textos ligeros, fragmentarios, impresionistas y, sobre todo, personales.»

Oliver Sacks fue uno de los ensayistas científicos más importantes del siglo pasado. Su aporte fundamental radica en darnos una visión diferente de la enfermedad y cómo abordarla. En uno de sus libros más famosos (El hombre que confundió a su mujer con un sombrero) nos dice: «En un historial clínico riguroso no hay "sujeto" [...] para situar de nuevo en el centro al sujeto (el ser humano que se aflige y que lucha y padece) hemos de profundizar en un historial clínico hasta hacerlo narración o cuento; sólo así tendremos un "quién" además de un "qué", un individuo real, un paciente, en relación con la enfermedad... en relación con el reconocimiento médico físico.» Esta postura sobre la forma de abordar un problema científico, como la enfermedad, es el reflejo de una lógica alternativa para la construcción de la verdad en la ciencia: la narración como un recurso para hacernos preguntas y buscar soluciones. Precisamente en Diario de Oaxaca, en su faceta de biólogo, Sacks nos muestra una manera de hacer investigación.

En Diario de Oaxaca, Sacks narra su viaje por diez días en las regiones oaxaqueñas de la Sierra Norte y Valles Centrales. Esta aventura, que se realizó a principios del año 2000, tuvo por propósito el estudio de los helechos. Sacks acompañó a la Sociedad Americana del Helecho, que se constituye de científicos profesionales y aficionados (quienes tenían diversos oficios como trabajadoras del hogar y choferes), para estudiar esa especie que lleva 150 millones de años en el planeta Tierra. Sacks se sorprende sobre la complejidad que puede tener los helechos en la biología y la relación con otros seres incluyendo a los humanos, así como el conocimiento que se puede alcanzar con la pasión que se tenga hacia un tema científico: «La capacidad especial de observar detalles y recordarlos, una memoria especial para los lugares, relacionada con el amor, y cierto lirismo para con la naturaleza, son las características de esta clase de aficionados.» Sacks nos muestra, no sólo la parte biológica de este viaje, sino una perspectiva social y cultural de Oaxaca, yendo más allá de la superficial visión del turista consumista: «… el otro lado de Oaxaca, una ciudad moderna, llena de tráfico, con horas punta y pobreza, como cualquier otra. Tal vez sea saludable para mí ver este otro lado, antes de ponerme demasiado lírico sobre el Edén en que me encuentro.»

El estilo científico de Sacks podría replicarse en el aula. Los docentes oaxaqueños podrían aprovechar la experiencia de Sacks para que los estudiantes escriban su propio diario con una visión personal de la vida comunitaria. Oaxaca está llena de acontecimientos que serían base de un diario escolar en donde se plasmaran preguntas, se elaboraran diagramas y se propusiera la construcción de evidencias. Ahora que la Nueva Escuela Mexicana exige a los maestros trabajar por proyectos, Diario de Oaxaca de Oliver Sacks es un buen modelo para construir una planeación e intervenir en aula. ¿Qué tipos de propuestas a favor de las comunidades surgirían de esos proyectos?


Raúl Fierro

Casa de las Ciencias de Oaxaca

jueves, 20 de enero de 2022

Ivonne

Mujer dormida (Kizette) (1935). Tamara de Lempicka
Fuente: Wikiart


I
Ivonne Padilla Maldonado vivía sola en un departamento donde pagaba la mitad de la renta con un amigo inglés que se llamaba Rudyard Owen. Él era de Brighton y vivía en el barrio de Alabama; “un nombre chusco”, le dijo alguna vez Ivonne.

Los papás de Rudyard eran los únicos blancos con una lavandería en Alabama. Las demás les pertenecían a chinos, árabes e hindús. A Rudyard le gustaba Oaxaca por lo fácil que era vivir con el dinero del seguro de desempleo. Él era flojo, le gustaba fumar marihuana y cocinar guías de tasajo. Era un amante de la cocina: había hecho moles con mariscos y copiado la especialidad de una gran cocinera alegre y discreta: las garnachas de pulpo. También conseguía carne de caballo en Tlacolula para comerla en una receta estilo tártara.

A Ivonne la cortejaban, o la acompañaban, grandes artistas, políticos poderosos y extranjeros que venían a Oaxaca a gastar su dinero en mezcal y marihuana, sin embargo, ella no consideraba eso exitoso. Su familia la había educado para que terminara una carrera sólo para pasar el tiempo en lo que se encontraba un marido estilo caucásico que le pagara los viajes, las fiestas, la ropa entre otras comodidades.

Su mamá quería que tuviera hijos. Su padre y hermanos le habían enseñado que los hombres no daban favores sin esperar algo a cambio. La escuela católica a la que asistió le inculcó la culpa en todos los placeres de la vida. Amigos verdaderos sólo los de su esposo.

Ivonne tenía muchas amistades masculinas y las clasificaba según su uso: unos eran para salir a cotorrear en las fiestas, otros para cargar sus muebles y hacer los arreglos de su casa, los demás para cumplir las fantasías que sí deseaba que pasaran. Se levantaba muy temprano, justo cuando la luz diurna iluminaba su cuarto. Después de bañarse, se preparaba un cóctel de frutas y lo acompañaba con yogurt. Después iba a su trabajo que se encontraba a dos cuadras de su departamento. Ella impartía clases de español para extranjeros. En una de esas lecciones conoció a Rudyard. Al terminar sus clases, iba a comer con un amigo, quien casi siempre le invitaba. Después iba a su segundo trabajo: editaba textos para una editorial local. Este segundo empleo también se encontraba muy cerca de su departamento. Ella nunca gastaba en pasaje. Por la noche, cuando tenía ánimo, iba a las fiestas más exquisitas de Oaxaca llenas de licores, marihuana y deliciosos aperitivos. A veces, cuando lo deseaba, se iba a su departamento con un amigo de la fiesta. Ningún hombre había abusado de ella, ni la había obligado a hacer algo que no deseara, ni le había pedido un favor de regreso. Todos sus amigos la adoraban y la querían mucho. Sin embargo, se quejaba mucho de esa vida porque nada de eso sentía que se lo había ganado.

Ivonne podía cubrir, casi por completo, sus necesidades culinarias y de esparcimiento por medio de sus amigos. La mayoría de su sueldo lo asignaba para su renta y algunos libros sobre el amor y la juerga. Nunca tuvo que pedir algo a sus amistades-hombres, ellos siempre se ofrecían. Ninguno le exigió sexo por alguna invitación o favor. Ella sabía que cumplía ciertos deseos de ellos cuando la acompañaban: a unos les agradaba sólo ver su cuerpo (tenía unas hermosas piernas que le otorgaban el carácter de una diosa al andar) y algunos estaban con ella por sus consejos sobre cómo tratar a las mujeres. Pero ella sólo deseaba ir de fiesta con sus amigas a la playa y tener sólo un hombre en su vida.

A pesar de ese deseo, su ritual de masturbación decía otra cosa. Lo hacía pensando en un hombre de 180 kilos, de 1.90 m de altura, sudoroso: era su dios dionisíaco, su buda iluminado, su santo primitivo. Casi siempre se masturbaba los viernes en la tarde-noche. Se metía a bañar y con una esponja, que untaba con un jabón líquido olor a fresa, se acariciaba todo su cuerpo: sus pequeños senos con pezones color rosa, su vientre plano, su vello púbico en forma de línea que casi no cubría su dulce caramelo y sus nalgas frondosas que se separaban de forma coqueta al recoger el champú. Después de bañarse, se cubría con su kimono y caminaba descalza hasta su cama. Se recostaba y sentía como la bata rozaba sus pezones. Entonces ella se acariciaba entre sus senos, pasaba las yemas de sus dedos por su ombligo para rozar sus labios vaginales. Los acariciaba suavemente hasta que se sentía mojada, entonces tocaba su clítoris, mientras sentía ese pulso eléctrico en su espalda. Después penetraba con sus cinco dedos la jiotilla de su cuerpo. Entraban y salían hasta sentir que un calor le recorría el vientre y explotaba en su corazón. Terminaba sudada y con una sonrisa plena en su rostro. Un segundo después se sentía culpable de pensar en su dios. “Debería ser un hombre rubio, de cuerpo atlético ¿por qué pienso en alguien así?” Siempre terminaba preguntando mientras el sol se iba ocultando y su cuarto se llenaba de una fresca oscuridad.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

sábado, 8 de enero de 2022

Redes, narración y docencia

The Landscape Lit (4 th) (1931). Artuto Souto
Fuente: Wikiart


Durante las vacaciones decembrinas, millones de niños y jóvenes interaccionaron con las redes sociales. A pesar del contenido de entretenimiento vacío que existe en ellas, se pueden encontrar ciertas joyas de la divulgación del conocimiento que se pueden usar para construir acontecimientos en las aulas.

Una característica de la divulgación es el uso de un hilo narrativo para interesar al público. Esto no es una ocurrencia, la psicología educativa ha investigado sobre ello de manera profunda. Entre sus investigadores principales se encuentra Jerome Bruner quien decía que la narrativa es la moneda con la que se intercambia cultura. Si la historia conecta con lo que vivimos, se convierte en una herramienta potente para interesarnos en cualquier tema.

Hay varias formas de leer. En la conferencia “¿Por qué no leemos ciencia?”, que ofreció el Dr. Gregorio Hernández Zamora para los docentes que trabajan con la propuesta La Ciencia en la Escuela, el investigador mencionó que actualmente no sólo obtenemos conocimiento de los libros, también de las redes sociales. En esta época multimedia, hay varias fuentes del saber: ¿Cuántas veces no hemos visto tutoriales en YouTube para resolver problemas que se presentan en nuestra vida diaria o vídeos de Tik Tok que, a cierto nivel, nos aclaran una situación actual?

Una de esos canales del conocimiento que se encuentra en YouTube es El Robot de Platón de Aldo Bartra, comunicador social peruano-neozelandés, quien, a través de un estilo particular, nos aclara dudas sobre la pandemia de la COVID-19 entre otros temas polémicos del ámbito científico. También, en esa misma red social, podemos encontrar el canal de Marte 19 que se dedica a la divulgación de la filosofía y su relación con la vida cotidiana además que contiene un curso para apreciar el arte, muy útil para que los docentes puedan adaptarlo para estudiantes de secundaria. En Tik Tok está el perfil Micro-Terra el cuál muestra observaciones microscópicas, destaca el vídeo donde se muestra como un grupo de bacterias devora un microorganismo y la interesante narración que se hace de ese fenómeno; esas observaciones podrían replicarse en los laboratorios escolares. Además podemos encontrar el perfil Cúmulo Científico donde se pueden observar experimentos y cápsulas de divulgación de la física, astronomía y química; hay que destacar una publicación donde se muestra las efemérides astronómicas, información que pueden utilizar las escuelas para organizar observaciones astronómicas. “Gracias, aprendo más con ustedes que en la escuela”, son muchos los comentarios de este estilo: ¿realmente hay un aprendizaje?

Como docentes militantes sabemos que el aprendizaje es un proceso complejo que no sólo consiste en ver un vídeo o contar una historia, se necesita problematizarlo, es decir, abordarlo en el aula: hacerle preguntas, organizar los datos, conceptos y categorías que aparecen y, a través de tareas de investigación (ensayos, entrevistas, experimentos, diagramas y dibujos, exploraciones), guiar al alumno para que se apropie de ese conocimiento y pueda usarlo en su vida cotidiana. No hay que satanizar otras fuentes de conocimiento, hay que reconocer que como docentes militantes siempre estamos aprendiendo y que debemos usar las nuevas formas de saber para profundizar en los acontecimientos. Además exigir a las autoridades educativas, bajo las condiciones actuales en que se desarrolla la educación pública y que continuarán, que se convierta en una garantía el internet en los hogares de estudiantes y maestros, estar conectados en una red de conocimiento que nos permita tomar las mejores decisiones para nuestras comunidades y organizar sus proyectos en favor de sus intereses.

Raúl Fierro
Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca
51 7 50 87

lunes, 3 de enero de 2022

Cronos y el año nuevo

El tiempo de las viejas (1820). Francisco Goya
Fuente: Wikiart

El festejo de año nuevo está lleno de símbolos. Si hacemos caso a la interpretación de los mitos griegos según Robert Graves, podemos encontrar relaciones con sobre los orígenes y festejos de lo que consideremos un nuevo ciclo solar. El origen el Universo: «En el principio, Eurínome, la Diosa de Todas las Cosas, surgió desnuda del Caos, pero no encontró nada sólido en qué apoyar los pies y, en consecuencia, separó el mar del firmamento y danzó solitaria sobre sus olas.» ¿No les parece conocido el relato? Y el símbolo de la Diosa de Todas las Cosas se convierte en algo más cercano a nuestras creencias religiosas: «Luego asumió la forma de una paloma aclocada en las olas, y a su debido tiempo puso el Huevo Universal.» ¿Con quién procreó la Diosa de Todas las Cosas al Huevo Universal (que fue la figura que inspiró el padre Lamaître para construir desde las ecuaciones de Einstein la Teoría del Big Bang)? Fue la serpiente Ofión quien la Diosa creó con sus manos a partir del viento del norte: «En este sistema religioso arcaico no había hasta entonces dioses ni sacerdotes sino solamente una diosa universal y sus sacerdotisas, pues la mujer constituía el sexo dominante y el hombre era su víctima asustada. No se honraba la paternidad y se atribuía la concepción al viento, la ingestión de habichuelas o a la deglución accidental de un insecto; la herencia era matrilineal y a las culebras se las consideraba encarnaciones de los muertos.» La vida es la que vence a la muerte, la creación es la que vence el tedio que se convierte en desesperanza.


Pero quién propulsa el inicio y el fin de todas las cosas, quién impulsa el motor de los ciclos naturales y sociales: El Tiempo. El dios griego Cronos es quien devora nuestras historias, nuestros amores, nuestros miedos e incluso a la muerte: «Crono se casó con su hermana Rea, a quien está consagrado el roble. Pero la Madre Tierra y su moribundo padre Urano profetizaron que uno de sus hijos lo destronaría. En consecuencia, cada año devoraba a los hijos que le daba Rea: primeramente a Hestia, luego a Deméter y Hera, y más tarde a Hades y Posidón.» Cómo vencer a tal monstruo: «Rea estaba furiosa. Dio a luz a Zeus, su tercer hijo, en plena noche en el monte Liqueo de Arcadia, donde ninguna criatura proyecta su sombra y, después de bañarlo en el río Neda, lo entregó a la Madre Tierra, quien lo llevó a Licto en Creta y lo ocultó en la cueva de Dicte en el monte Egeo. La Madre Tierra lo dejó allí para que lo criaran Adrastea, una ninfa del Fresno, su hermana Io, hijas ambas de Meliseo, y la ninfacabra Amaltea. Se alimentaba de miel y bebía la leche de Amaltea, con el chivo Pan, su hermano adoptivo.» Zeus representa la luz que nace en la noche «donde ninguna criatura proyecta su sombra», Amaltea es el Capricornio, el cuerno de la abundancia de quien se alimentaba junto con su hermano Pan, el amanecer. Nos dice Graves: «Pero en la época a que se refieren estos mitos se permitía ya a los reyes prolongar sus reinados hasta un Año Grande de cien lunaciones y ofrecer víctimas anuales de niños en su lugar; de aquí que se describa a Crono como devorando a sus propios hijos para evitar el destronamiento. Porfirio (Sobre la abstinencia, ii.56) nos cuenta que los Curetes cretenses solían ofrecer sacrificios de niños a Crono en la antigüedad. [/] En Creta se sustituyó pronto a la víctima humana por un cabrito; en Tracia, por un ternero; entre los adoradores eolios de Posidón, por un potro; pero en los distritos atrasados de Arcadia todavía se comía sacrificialmente a niños, incluso en la era cristiana.» Y ahora comemos pavo.


Al Tiempo no se le puede vencer, se le encierra en alegría, en una botella de licor o en una plática con tus seres queridos. Se encapsula en los recuerdos, lo vencemos al rememorar los eventos y reflexionarnos. Hoy es otro día de un año más para organizar un mundo mejor.


Raúl Fierro

Casa de las Ciencias de Oaxaca

Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca

51 7 50 87

martes, 9 de noviembre de 2021

Litio: Otro sueño más de la modernización

Batería de litio
Fuente: Wikipedia


El desarrollo tecnológico actual ha generado campos del conocimiento como la computación cuántica o la ciencia de las grandes bases de datos. Al igual que la máquina de vapor, en la Revolución Industrial del siglo XIX, implicó un incremento en la explotación del carbón, los aparatos necesarios para el progreso en esas ramas del saber humano exigen la extracción y tratamiento de nuevos materiales como el litio.

Este tercer elemento químico de la tabla periódica es un metal alcalino como el sodio. Su alta capacidad calorífica (se necesita mucha energía para elevar su temperatura) y potencial electroquímico (poca masa puede almacenar una gran cantidad de energía eléctrica) lo convierte en el material ideal para la construcción de elementos electrónicos, en especial baterías para computadoras, celulares, autos eléctricos entre otros productos de las fábricas modernas. Sin embargo, su extracción y almacenamiento es demasiado complicado ya que es inflamable al contacto con aire o agua, además que no se encuentra en estado puro en la naturaleza. Nos dice la investigadora Ströbele-Gregor en su artículo “Litio y desigualdades de conocimiento en Bolivia”: «... el mercado está dominado por grandes empresas, pues la explotación y el tratamiento industrial del litio se encuentran integrados en estructuras globales entrelazadas y en las cadenas de valor relacionadas.» Por ello Ströbele-Gregor se pregunta, para el caso Bolivia pero que extrapolo a la situación en México, si es posible alcanzar la soberanía nacional de este mineral bajo las condiciones de un Estado sin un presupuesto decente para el desarrollo de la ciencia y tecnología para el sector público o un plan de formación de recursos humanos para el manejo del litio.

«En el discurso político dominante, la explotación y el procesamiento del litio dentro del país [Bolivia] se presentan como una manera de salir de la pobreza y de la dependencia de la ayuda internacional», nos muestra Ströbele-Gregor (ibid.) un mismo discurso político que impera en México respecto a la extracción del litio. El yacimiento más grande de litio en México se encuentra en Bacadéhuachi, Sonora: De dónde se extraerá el agua para la extracción y tratamiento en un área que equivale a la mitad de la superficie de los Valles Centrales de Oaxaca. El cuerpo de agua más cercano es el río Bavispe que se relaciona con el río Yaqui: ¿qué conflictos socioecológicos ocasionará a las comunidades indígenas cercanas?

En la Reforma Energética del gobierno actual, se mandata que el Estado mexicano sea el único con facultades para la extracción, procesamiento, almacenamiento y transporte del litio. Algunos expertos han comparado esta acción, desde el ámbito histórico, con la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas. Sin embargo, el proceso de nacionalización del oro negro no sólo se resolvió con la venia presidencial sino con la exigencia de la clase obrera que trabajaba en las refinerías (ver “Taibo II Cárdenas, crónica de la expropiación” en YouTube). La organización de los trabajadores, que se expresó en la movilización social y sus conocimientos empíricos sobre la maquinaria, hizo posible la nacionalización del petróleo. También el Estado que dirigía Lázaro Cárdenas estaba a favor de esa lucha obrera: ¿Podemos decir lo mismo del gobierno de AMLO a partir de los sucesos en Dos Bocas, Veracruz? Las condiciones para la nacionalización del litio no son las mismas que las del 18 de marzo de 1938. No hay la fundación de un instituto para la profesionalización de los mineros, no hay una organización obrera en la industria del litio que permita, para las necesidades del pueblo no del sector privado, una soberanía nacional sobre ese oro blanco que los dueños de las fábricas modernas codician: El sueño del progreso de la Cuarta Transformación produce monstruos neoliberales.


Raúl Fierro 

Casa de las Ciencias de Oaxaca

Camino Nacional 4 San Sebastián Tutla, Oaxaca

51 7 50 87