domingo, 5 de junio de 2016

El olor de la opresión

Gassed (1919). John Singer Sargent.
Fuente: Wikipedia.

El infierno se encuentra sobrepoblado, los débiles de espíritu yacen sobre el suelo. Aquellos que no se doblegan ante la atrocidad, caminan entre los caídos. Esos que andan, a pesar de la desgracia circundante, son los fuertes de espíritu que están ciegos a causa de los gases irritantes que inundan el averno, armas de los demonios para amedrentar la voluntad humana. Lo anterior me viene a la mente cuando veo el cuadro Gassed (Gaseado) de John Singer Sargent. En el cuadro se puede observar un grupo de soldados con los ojos envueltos en vendas. En segundo plano se ve un segundo grupo en igual situación. Ambos, caminan entre sus compañeros heridos o muertos, es difícil distinguir el estado de los caídos, lo único que sabemos es que de una u otra forma representan la rendición. Los que andan perdieron la vista a causa de un arma que se inventó durante la Primera Guerra Mundial (PMG): los gases lacrimógenos.

La PMG se caracterizó, entre otras cosas, por ser una guerra de trincheras. El frente francés encaró al alemán desde una franja de kilómetros de longitud. Soldados franceses y alemanes se disparaban sin salir de sus trincheras. Hubo bajas de ambos lados pero no hubo avance de ningún frente. La solución que se encontró fue gasear las trincheras para que el miedo, el dolor y la confusión hicieran salir a los soldados de su puesto. Los primeros gases que se utilizaron en la guerra, no eran letales pero sí dañinos. El primer gas lacrimógeno se hizo de bromuro de xililo (C8H9Br) que es una molécula que se representa en química como una serie de anillos de carbono e hidrógeno que al final se conecta con bromo que en estado líquido es peligroso para el tejido humano y sus vapores irritan los ojos y la garganta. El bromo se utiliza como detector de compuestos orgánicos (carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno), sedante o el revelado de fotografías.

Durante el desarrollo de la PMG, las armas gaseosas se fueron convirtiendo en letales. Los gases lacrimógenos se dejaron en segundo plano o como elemento persuasivo. En la actualidad se utilizan dos compuestos para hacer gases lacrimógenos: el gas CS y el bromuro de bencilo.

La estructura química del bromuro de bencilo es muy parecida al bromuro de xililo, lo cual, implica que causa efectos similares: irritación de garganta y ojos pero con la diferencia que el punto de fusión (congelamiento) del bromuro de bencilo es mucho más bajo que el de xililo, es decir, mantiene en un mayor rango de temperatura su estado gaseoso, esencial para que reaccione con el cuerpo.

El otro componente irritante que se utiliza hoy en día es el gas SC que se le nombra así por los apellidos de los investigadores estadounidenses Ben Corson y Roger Stoughton, creadores del gas en 1928. El nombre químico del gas es orto-clorobenzilideno malononitrilo (C10H5ClN2) que, si se observa bien su fórmula química, tiene la misma estructura que los gases de bromuro pero con la diferencia que al final de su anillo tiene cloro y nitrógeno. El cloro es un compuesto altamente tóxico que en la PMG se utilizó como componente en la segunda generación de gases de guerra, los letales. Según el artículo “El uso de las armas químicas: conduciendo una investigación usando elementos epidemiológicos” (“The Use of Chemical Weapons: Conducting an Investigation Using Survey Epidemiology”, sin traducción al español) del investigador Howard Hu que se publicó en la Revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA por sus siglas en inglés) se menciona que el gas SC, aunque que se le clasifique como arma no letal, causa severos daños en los pulmones así como en el corazón y el hígado, además recalca en su artículo: “El uso de armas químicas en un conflicto representa una violación del derecho internacional, así como una grave violación de los derechos humanos. Investigar las alegaciones de su uso a menudo es difícil.” ¿Por qué será tan complicado investigar sobre los testimonios de su uso?

Ahora que en México nos encontramos en un infierno que se provocó gracias a las decisiones del gobierno mexicano y que para aplacar el mal humor social que ocasionaron, mandan a sus demonios a lanzar gases para amedrentar la voluntad humana, pregunto: ¿cómo justificar el uso de un arma de guerra contra la población?, ¿acaso piensan gasear el mal humor social hasta que no puedan verlo?, ¿qué lectura da un gobierno que utiliza métodos de guerra?

Raúl Fierro

Casa de las Ciencias de Oaxaca
Camino Nacional 4, San Sebastián Tutla, Oaxaca
Teléfono: 51 7 50 87
Telegram: telegram.me/metaforasciencia